Una vez más, la lluvia y los descensos le costaron la carrera a uno de los favoritos. Si hace dos años, el ruso Denis Menchov perdió todas sus opciones en una etapa de estas características; ayer, la rodilla de Alejandro Valverde no aguantó y el murciano dejó escapar demasiado tiempo en una bajada sin más complicaciones. De todas formas, el descuido no es sólo suyo sino del Caisse d'Epargne al completo. Lo han hecho mal, muy mal. Estamos en la era digital, la era de la comunicación y despistes así no son admisibles. A diferencia de mis años como ciclista, los pinganillos permiten la conexión de todo el equipo. El conjunto balear trabajó duro la primera parte de la etapa. En la segunda, olvidaron a su líder y Balaverde se despide así de esta Vuelta.

Estamos acostumbrados a que ocurran cosas así. Es lo bonito del ciclismo: una etapa insulsa, sin sobresaltos sobre el papel, puede dar muchas sorpresas, aunque también apuestas seguras. Ése fue el caso de Paolo Bettini. Il Grillo volvió a dar toda una exhibición y a demostrar que estas etapas se le ajustan como anillo al dedo. Todo un prestigio poder gozar en la carrera española del vigente campeón del mundo y más, poder hacerlo en mi Cantabria natal. La pena es que Óscar Freire no pudiese repetir, pero ahora mismo está bastante claro que el italiano es superior. Antes de la carrera Óscar me confesó que todavía le quedan unos días para estar al cien por cien. Esperemos que su plenitud física llegue exactamente en 16 días, con el título mundial en juego.