La ascensión al Tourmalet, con Contador y Andy mano a mano, simplifica lo que ha sido este Tour: un duelo exclusivo entre los dos hombres más fuertes de la ronda gala. Y también un paripé. Lo de hoy espero, mañana no, ayer no vi salirse la cadena, luego pido disculpas, en el Tourmalet te dejo ganar, no es deporte ni fair play, es fachada. El prestigio que da inscribir tu nombre en esa cima debería estar por encima de la amistad y las compensaciones. Pero bueno, Contador ha tenido detalle con su colega después de sacarle 39 segundos por una avería (un lance de carrera como otro cualquiera), y ahora se encuentra a sólo tres jornadas de conquistar su tercer Tour de Francia, crono de Burdeos mediante, en la que es netamente superior al luxemburgués.

A 10 km de meta lanzó su ataque Andy, respondido inmediatamente por el madrileño. La táctica estaba clara: dejar la subida al Tourmalet reducida a un duelo con Alberto. El pequeño de los Schleck tensó la cuerda, pero no pudo soltar a su rival/amigo. Por detrás, Menchov, Samuel, Purito y Van den Broeck intentaban minimizar pérdidas. Por cierto, Samuel se benefició también de un gesto de bondad del pelotón, cuando sufrió una caída en el kilómetro 20. El asturiano perdía más de 3 minutos, pero el Astaná redujo el ritmo y pudo reengancharse sin problemas. Si el afectado hubiera sido Vaugrenard, por ejemplo, otro gallo cantaría. Ahora Samu cuenta con 21 segundos de ventaja sobre Menchov para defender la tercera plaza del cajón en París.

En el momento del percance de Samuel Sánchez, Carlos Sastre intentó una aventura abocada al fracaso. El ganador del Tour 2008, después de que por delante se hubiera fraguado la fuga buena, saltó en su persecución antes de empezar la subida al Marie-Blanque. Permaneció escapado en solitario, en tierra de nadie, hasta la falda del Tourmalet. Una quijotada digna de alabanza por el esfuerzo y sacrificio empleados. El futuro compartirá podio en los Campos Elíseos, los inseparables Alberto Contador y Andy Schleck.