Seis triunfos de etapa en el Tour de 2009 se olvidan rápido si a un hermano (Andy) le condenan a prisión en Inglaterra por un asunto de drogas, o si una infección bucal no te permite entrenar en invierno, o si, una vez regresas, celebras un triunfo en Romandía con una peineta dedicada a la prensa mundial. O si antes del Tour te conviertes en culpable de una montonera histórica en Suiza (Boonen y Haussler no están aquí por esto), pues más aún. Por todos estos motivos, Mark Cavendish subió al podio de la quinta etapa del Tour bañado en emoción y lágrimas.

"No saben lo que he sufrido. He bajado de la nube en la que estaba. Dicen que soy arrogante. Pero la gente que no me conoce me juzga por cómo corro sobre la bicicleta, no por cómo soy. Me da igual. Yo seguiré pegado a los míos y a mi equipo, que es formidable", dijo el inglés en conferencia de prensa.

El Hombre Bala reconoce que él es su "propio enemigo" aunque se crece "en los peores momentos". Éste parece ser uno de ellos. Su High Road Columbia flojea. Sin embargo ya ha conseguido lo más difícil: arrancar el contador de victorias. "Hasta hoy no había ganado pero estaba bien. Así que voy a seguir intentando aprovechar la ocasión pese a que mi objetivo de llevarme una etapa ya lo he conseguido". Cancellara bromeó con él y hasta acabó haciéndole sonreír.