El nuevo Cavendish

Ciclismo | Tour 2010. 5ª etapa

El nuevo Cavendish

El nuevo Cavendish

Petacchi 2, Cavendish, 1. Así va el marcador de los sprints masivos de este Tour. El inglés de la Isla de Man ha sido protagonista en este arranque de carrera por la caída que provocó en Suiza. Enrabietado por lo que considera una injusticia, Cavendish ganó en plena canícula.

Descarga el sol todos sus rayos. Descarga el sprinter toda su ira. La mezcla es explosiva. Fenomenal triunfo de Mark Cavendish en Montargis, en la canícula, con una mujer desmayada frente al podio y el mejor velocista del momento enrabietado y con la lágrima fácil. Un 2010 de horror le contempla, con problemas en casa, en la consulta del médico y con sus colegas. Él provocó una caída en Suiza que ha pasado a la historia de los crímenes sin cadáver del ciclismo. Suicida le llamaron. Bendito se cree él.

Hubo un antes del triunfo de Mark. Era la historia de tres señores del ciclismo, defensores de su maillot y de los jueves al sol. Uno de ellos, Iván Gutiérrez (Caisse d'Epargne), decidido a pasear el maillot de campeón de España en el día más adecuado, el día en que en el Tour se habló de fútbol, de La Roja.

Todos quieren que España tumbe a Holanda. Por eso, en la zona de los boxes a la sombra en Montargis, nadie se extrañó cuando Iván Gutiérrez, a 7 km del final, decidió tornarse campeón nacional de contrarreloj (que también lo ha sido). Dejó atrás a El Farès y Van de Walle y trató de escapar de la boca del lobo. Fueron 3.000 metros de tan imposibles como dignas pedaladas. Le valió para ser denominado el combativo del día y subir al podio. Es el primer español que lo hace en este Tour. No hay mejores besos cuando estás fuera de casa.

Cazado Guti empezó el baile del terror. Garmin confío en Julian Dean, los Columbia en su Cavendish, Lampre en el triplete de Petacchi. ¿Y los nuestros? Nadie confió en Freire. En el Caisse ya no tenían fuerzas para aupar a Rojas. Ese es el gran lamento de los velocistas españoles. Rojas, el murciano de la eterna sonrisa, fue cuarto. "Algún día me tocará. Lo sé", dijo. Esa es una buena intención. La curva criminal a 600 metros de meta no se cobró víctimas. Renshaw colocó a Cav mientras que a Hushovd se le iba el pie y uno de sus lanzadores dejaba a Freire cortado. Cavendish tenía vía libre para estrenarse en este Tour. Preparó la lágrima, no telefoneó a nadie como suele hacer cuando gana y se desmoronó cuando vio que el podio volvía a ser suyo. Cancellara, que sigue líder, le consoló entre bambalinas. Como buen patrón del Tour que se siente.