Todos al suelo

Ciclismo | Tour 2010. 1ª etapa

Todos al suelo

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reuters

Contador se llevó un golpe en una pierna en una de las caídas

Un pelotón de 195 ciclistas enloquecidos de velocidad por las calles de Bruselas sólo puede convertir la ciudad de las coles en el infierno de las caídas. Ganó Alessandro Petacchi, recuperado para el Tour seis años después: "Las caídas forman parte del ciclismo. Yo me he librado". Italia no cantaba un triunfo de etapa en el Tour desde la de Daniele Benatti, otro velocista y también del Lampre en su momento, en los Campos Elíseos de París de 2007. El dopaje mandó al limbo las victorias de Riccó y Piepoli en aquella edición de 2008.

A menos de tres kilómetros para la meta, cuando las montoneras ya no pueden restar tiempo a los favoritos, Mark Cavendish, el más fiable de los sprinters, activó el sensor de los nervios. Trazó mal una curva a derechas, arrastró a Hunt (Cervélo) que pasaba por allí para echar una mano de Hushvod y, como no hay dos sin tres, se llevaron a la lona a otro que intentaba buscarse la vida como puede, un español tres veces campeón de mundo. "Me pagan para estar ahí pero si llego a conocer la llegada no creo que me hubiera pasado lo mismo", dijo en la meta. Resignación cántabra. Óscar Freire en estado puro.

Montonera.

Resoplando, el tren de la victoria siguió a toda máquina. En la última recta, que picaba para arriba y con el viento de cara, un ciclista sin nombre organizó otro sidral. Con la meta a la vista, ahí jugosa frente a la tribuna del estadio Rey Balduino, ese corredor imposible de identificar provocó que no fueran más de 30 los que se jugaran el premio que luego heredó para siempre Petacchi. Por si fuera poco, en el sprint también hubo enganchón entre Mondory y Farrar, que acabó con el francés (con el culo literalmente pelado por el ardor del asfalto) reclamando su bici a Tyler Farrar (Garmin), que se la llevó puesta entre los radios de la suya.

De la gran montonera salieron varias imágenes: el enjambre de bicicletas mezcladas y la gran mayoría del pelotón radiografiándose el cuerpo para descartar daños en el motor. Entre ellos, Contador. Alberto El Favorito creerá ahora en meigas tras haberse arrimado tanto a la rueda buena de Cancellara hasta el punto de no tener tiempo ni siquiera de frenar antes de usar la maraña de carbono como airbag improvisado.

A Contador le pilló lejos el triunfo de Petacchi. Le sienta mejor el rosa del Lampre que el color de la duda que cae sobre él, incluso en su país, con sus devaneos con el salbutamol (tres meses de suspensión) y una sospecha que se ha llevado por delante este año a su compañero y gregario de confianza Lorenzo Bernucci por posesión de sustancias dopantes.