¡Qué sonrisa! ¿Está relajado?
Sí, mucho. Con los años no sólo he progresado físicamente sino que me ha cambiado la mentalidad. Llego al Tour con apenas 25 días de competición y sin haberme desgastado mucho. Hace un año llevaba casi 40. Creo que lo primordial en estos casos es venir aquí con ganas de bicicleta. Y yo las tengo. El ambiente también ha cambiado. El público quizá tenga dudas sobre nosotros, siempre las tendrá, pero no puedo hacer más
¿Espera mantener el mismo nivel que en el Dauphiné?
Creo que lo puedo conseguir. Dos semanas después me encontré igual de bien en el Campeonato de España. Voy a tener que desgastarme poco hasta que lleguen los Pirineos. Aunque no es fácil no gastar en el Tour.
¿No va a luchar por esta primera etapa?
Ya veremos cómo llegamos a los dos últimos kilómetros. Es cierto que se me adapta bien. Será una etapa loca y peligrosa. No me voy a arriesgar mucho aunque nunca se sabe qué puede pasar Coger el amarillo ahora sería mucha responsabilidad. El hecho de que no haya bonificaciones también nos libera de cierta presión por conseguir los puestos que dan segundos. Insisto en que esta llegada a Plumelec no es una obsesión para mí. Yo la que quiero ganar es la etapa de París que dura tres semanas.
Es que quedará tanto para el final
Mucho. El Tour no se va a decidir hasta los Alpes. Van a ser tres etapas increíbles porque llegaremos con las fuerzas muy justas. Tras la etapa del Alpe d'Huez sabremos quién gana el Tour, no antes.
¿Le beneficia que haya menos contrarreloj?
Claro que sí. También van a ser decisivas pero menos.
¿Está ante su gran oportunidad?
Lo espero. Estoy ante una gran oportunidad de ganar un Tour. Llevo mi mejor año así que éste es el momento. Y ya va siendo hora. Quizá sea el corredor más completo del mundo pero una incógnita en una gran vuelta.
Rivales no le faltan
Evans, Menchov, Sastre, Cunego y un tapado como es Mauricio Soler. Este colombiano lo hizo muy bien el año pasado. Contador hubiera sido el rival más duro. Tengo puestas todas mis ambiciones en derrotarles.
Y sus amuletos.
Ya, la pulsera de Livestrong (amarillo en homenaje a los siete Tour de Lance Armstrong y su lucha contra el cáncer) en la muñeca derecha y un reloj que me regaló mi mujer en la izquierda. Pesa mucho pero me trae suerte. En la maleta también tengo la foto de ella y la de nuestros mellizos.
