Giro de Italia: Etapa 15 en directo

-Inauguró su casillero de victorias en el Giro.
-Vencer aquí se trata de una sensación indescriptible. Este triunfo se debe al trabajo de todos los corredores, auxiliares y técnicos del Orica. Al cruzar la línea sientes fatiga, pero en cuanto respiras, llega la alegría y te acuerdas de la familia. Una felicidad tremenda. Si consigues un éxito tan importante, el mundo gira en torno a ti.

-¿Qué se dijeron Kruijswijk y usted cuando dejaron atrás al resto de aspirantes?
-Cuando Steven atacó, colaboramos para ampliar la ventaja con el resto de los adversarios. Hablamos un poco, comentamos que nos teníamos que exprimir hasta el final, juntos, y que ya nos jugaríamos la gloria. Gracias a Dios, gané yo.

-Marcha tercero. Se encuentra a 1:32 del liderato y saca 1:34 al cuarto, Valverde. ¿Le favorece la cronoescalada?
-Quizá sí. La conozco. No puedo decir qué ocurrirá, resta mucho Giro.

-Sin embargo, su posición y su forma parecen ideales para ir a por la maglia rosa.
-Quedan muchas subidas y muchos kilómetros por delante. Hayman venció en la Roubaix después de romperse el brazo cinco semanas antes. Varios doctores me aseguraron que no volvería a usar mi brazo derecho tras mi accidente. Acabo de alzarlos. Aunque no existe nada imposible, hay que confiar y apuntar alto. Eso sí, debo permanecer con los pies en el suelo.

-La jornada comenzó como un duelo entre Nibali y Valverde, y ambos cedieron.
-No somos robots. El Movistar hizo una carrera muy agresiva en la primera semana, lo pagó. Como Nibali en la parte final de Valparola al forzar la máquina con el Astana desde la subida a Giau. Afortunadamente, se abren ocasiones para todos.

-¿Cómo gestiona su calendario y sus estancias en altura en Colombia?
-Normalmente, durante las temporadas paso nueve meses en Europa y otros tres en mi país. Está demostrado que proceder de Colombia, con esa facilidad para superar los 2.000 metros, se trata de una ventaja con días así de duros en los Dolomitas.

-Italia es parte fundamental en su desarrollo como corredor.
-Inicié mi trayectoria profesional acá con Claudio Corti. Siempre he amado a esta nación y a su gente. Al conquistar algo tan especial como la etapa reina, sólo puedo decir: “¡Mamma mia!”.

-Cree y lleva siempre consigo un crucifijo.
-Sí, bañado en agua bendita, una virgen de la salud. Me lo regaló la madre de mi novia y nunca me separo de él. Me trae buena suerte.

-Un objetivo.
-A pesar de que nos encontramos en plena batalla por el Giro, el Tour.