—¿Cómo valora la conquista de la Montaña en esta Vuelta a España?

—No esperaba rendir así, y menos en mi primera grande. Cogí el maillot en Málaga con la idea de conservarlo un par de días, pero pasaron las etapas y luché por conseguir la clasificación. Lograr esta prenda supone una gran satisfacción para mí, que me considero un escalador y un luchador. Desde el principio me metí en la meta y las cosas salieron a la perfección, aunque no lo valoramos como un objetivo.

—Al acabar la segunda semana padeció fiebre.

—Sí, tuve indicios de gripe, pero salvé la papeleta entre la segunda jornada de descanso y la crono de Burgos. Al tratarse de mi primera carrera de tres semanas, nunca sabes cómo va a responder tu cuerpo. Sufrí para aferrarme a la posibilidad de ganar la Montaña, me hacía muchísima ilusión.

—¿Cuáles fueron los días clave para mantener el maillot?

—Andorra y la tercera del tríptico de Cantabria y Asturias, Ermita de Alba. Ahí llevé a cabo una defensa espectacular al filtrarme en las fugas y coger muchos puntos. Echamos cuentas y, con los puertos de esas dos jornadas, quedaba prácticamente perfilada la clasificación.

—En la Vuelta al País Vasco también se enfundó el jersey de mejor escalador.

—Sí. No obstante, son rondas totalmente diferentes. En abril competí durante seis días, y en esta Vuelta hemos completado 21 de mucho desgaste… y en mi debut en una grande. Aun así, me gusta haber repetido éxito.

—¿Qué sintió en lo alto del podio de Madrid?

—Uf… Guardaré ese recuerdo para siempre, un momento increíble y emocionante. Subido ahí arriba comienzas a darte cuenta de lo que has conseguido, de todo el trabajo y esfuerzo que ha costado. Una alegría tremenda. Deseaba dedicársela a mi familia, a mi novia y al equipo, por su comprensión y por su respaldo en las buenas y en las malas situaciones. Aunque me correspondió a mí el honor, los nueve compañeros remamos juntos, unidos, y merecíamos disfrutar del cajón.

—El Caja Rural se mostró combativo en las escapadas, pero no cayó el ansiado triunfo.

—Creo que nuestra presencia resultó muy buena, y no sólo en fugas. Disputamos varias etapas, rozamos el palo con Bilbao y Gonçalves, acariciamos el top-ten con David Arroyo y alcanzamos distintos podios y premios como los más combativos. Somos una escuadra humilde, pero muy batalladora. Confirmamos en esta Vuelta el salto de calidad del que hemos gozado a lo largo de la temporada. El Caja Rural-RGA mejora poco a poco y notamos mucho más el apoyo de los aficionados en las cunetas. Nuestro desafío es continuar en la misma línea de crecimiento.