Estremecieron las imágenes de Domenico Pozzovivo tendido en la carretera, inerte, con un charco de sangre junto a su cabeza, tras la caída que sufrió en el descenso de Barbagelata, a unos 40 km para la meta. Recordaban demasiado a la tragedia de Wouter Weylandt en 2011. El destino quiso que se tratara de la misma etapa, la tercera, y la misma ciudad protagonista, Rapallo. Hace cuatro años, como final (venció Vicioso); este lunes, como salida.

Al menudo ciclista le patinó la rueda delantera y chocó con violencia contra el asfalto. Hubert Dupont presenció la escena “impotente y aterrorizado”. Enseguida le atendieron un aficionado, que prudentemente no le quitó el casco, y los doctores de carrera, que le inmovilizaron hasta que llegó la ambulancia. Cuando le introdujeron con la camilla, las cámaras de televisión captaron su cara ensangrentada.

Según informó el jefe médico del Giro, Giovanni Tredici, el escalador del Ag2r fue trasladado al hospital San Martino de Génova, “consciente y lúcido”, sin peligro por su vida: “Aunque se mueve y respira por sí mismo, existen algunos problemas asociados a un traumatismo cráneo-facial. Pero no hay una situación de emergencia”.

Noticias tranquilizadoras, confirmadas en el primer parte oficial: padece un traumatismo en la cara, una herida profunda en el pómulo y una conmoción cerebral. No se ha roto ningún hueso, permanece ingresado en observación y no recordaba nada del accidente. Incluso ha hablado con su familia y su novia por teléfono. Los técnicos del Ag2r afirmaron que a medida que se conozcan noticias, las comunicarán a través de Twitter o el correo electrónico.

Con la retirada de Pozzovivo, el liderato de su equipo recae en el colombiano Carlos Betancur, que mandó un emotivo mensaje de ánimo a su compañero: “Que Dios le ayude y se recupere de la mejor manera posible. Ojalá le veamos pronto sobre una bicicleta. Es un grande”.