La tercera etapa, marcada por la tremenda caída de Pozzovivo, se la apuntó Michael Matthews enfundado en la maglia rosa. El brillante australiano lo advirtió con ambición el día anterior, cuando no pudo ganar el sprint en cuesta de Génova: “Deseo conseguir la victoria vestido de líder, como en 2014 en Montecassino”. Dicho y hecho. Matthews impuso su punta de velocidad ante Felline, Gilbert, Lagutin y Paolo Tiralongo, que ha pasado de tirar en la montaña a meterse en volatas con 37 años.

Los medios italianos se empeñaron en vender la jornada como la primera en la que se iban a producir diferencias. “Durísima” o “espectacular”, la calificaban en sus análisis previos. 2.300 metros de desnivel en 136 km por las estrechas calzadas de Liguria, un continuo sube y baja frente a la costa. Sin embargo, una numerosa escapada de 25 corredores, neutralizados Clarke y Hansen a 3,5 km escasos de la llegada, provocó que resultara más fácil de lo anunciado. Salvo por el susto de Pozzovivo.

Este martes, nueva etapa rompepiernas hasta desembocar en La Spezia, tierra de Alessandro Petacchi, el más veterano del pelotón en esta edición: 41 años. La ascensión a Biassa, con una rampa que alcanza el 14%, a diez km de la meta, puede dejar el grupo bastante huérfano de hombres rápidos. Matthews dispondrá de otra magnífica ocasión para refrendar su calidad y su maglia. Movistar continúa a la espera de que aparezca Lobato.