Los Pirineos retan al rey Armstrong

TOUR 2001

Los Pirineos retan al rey Armstrong

Los Pirineos retan al rey Armstrong

REUTERS

El general Custer cabalga en el filo de la tapia que separa España y Francia. Llegan los Pirineos, el último tren para atacar a este comedor de nachos con queso que se llama Lance, que en inglés quiere decir lanza, lógicamente.

En los próximos tres días se decidirá si el americano gana el Tour de Francia por tercera vez consecutiva. Para que no sea así es necesario poco menos que un holocausto caníbal, la batalla de Midway o lo que en terminología ciclista se llama trisca.

La fortaleza de Míster Armstrong sólo se compensa con una esotérica situación de carrera que plantea ciertas dudas. Hablo de estrategia. Me explico. El equipo de Armstrong está hecho unos zorros. Sólo Rubiera responde. Hoy habrá escapadas casi desde el inicio y queda por ver si US Postal tomará las riendas del pelotón aun a riesgo de dejar solo a su líder en las montañas. Si nadie asume la responsabilidad del gran grupo, Simon y Kivilev serán los beneficiados.

La única forma de hincar el diente al jefe es que tenga que responder personalmente a cada embestida. Primero Botero, luego Igor. El arrogante texano, que es el chulo que castiga, ayer plegaba velas en un sospechoso ataque de modestia: "Espero no acusar el esfuerzo que he hecho hasta ahora. En los dos últimos Tour tuve problemas en la tercera semana y ahora tendré que dosificar, aunque será complicado por las tácticas ofensivas que hay que emplear para desbancar a Simon y Kivilev".

Armstrong se deja querer, pero lo lógico sería que nadie ayudase al US Postal. Ullrich se la tiene jurada y pondrá a todo el Telekom al acecho. Sería conveniente que los equipos españoles tampoco colaboraran (cruzo los dedos), porque en su lucha por asegurar el podio le harían la carrera al americano. Sólo queda por ver cuál será la actitud de Bonjour (Simon) y Cofidis (Kivilev), que sí podrían alcanzar una coalición con US Postal, en su intento de que ninguna escapada les aparte del cajón.

Pero quizá lo más importante para nuestros intereses es que corremos en casa. Por estas montañas ya huele a paella y los nuestros afrontan su última oportunidad de ganar etapas y de asaltar el Tour. Hoy es quizá la menos descarnada de las jornadas pirenaicas, la más suave. Nadie espera un gran ataque. Precisamente por eso es el momento exacto para romper una lanza y quebrar a Lance.