PARÍS-ROUBAIX

Boonen: “Siempre estoy triste cuando tengo resaca”

El ciclista flamenco bromeó con Eurosport antes de disputar la Roubaix, su última carrera como profesional, que ha ganado en cuatro ocasiones.
Milan Turin 2017

0
Tom Boonen, junto a Julian Alaphilippe y sus compañeros del equipo Etixx Quick-Step durante el pasado Tour de California.
Doug Pensinger Getty Images

Este domingo Tom Boonen pondrá fin a su carrera como ciclista profesional con la disputa de su última París-Roubaix. A sus 36 años, Tommeke colgará la bicicleta en una de sus pruebas fetiches, en la que comparte el honor de ser el que más victorias tiene junto a Roger de Vlaeminck, con cuatro triunfos en el velódromo de Roubaix. Antes de su última carrera, el ciclista belga del Quick-Step concedió una entrevista a la cadena Eurosport para repasar su trayectoria como profesional. Aquí van algunas de las frases del ciclista belga.

Sobre su decisión de retirarse tras disputar la París-Roubaix.

“Tomé la decisión de dejarlo tras la París-Roubaix porque quería retirarme tras un periodo que me encanta y parar después de una de las carreras que más me gustan porque tenía la motivación para ir a tope una vez más. Si hubiera parado después de los Mundiales, por poner un ejemplo, no habría sido nunca lo mismo. Podría correr un año más, otro año y medio más, pero pensé que ya estaba preparado para la retirada y que lo mejor y lo más bonito sería dejarlo después de la París-Roubaix. No conozco a nadie que lo haya dejado estando a un nivel en el que puede seguir optando a la victoria. Todos dicen que lo van a hacer, pero nadie lo hace. Tengo grandes planes. Hay tiempo para todo y creo que ha llegado la hora de hacer esto. Es un reto. Creo que va a ser una nueva forma de vida, estar más tiempo en casa”.

Sobre el estado de forma con el que afronta su última carrera como profesional.

“Estoy orgulloso de mí mismo por lo que he conseguido. He luchado mucho semana tras semana para llegar a la París-Roubaix en forma. Al inicio de la temporada tenía claro que solo era posible estar bien en estas dos-tres semanas y que incluso así sería muy duro. Pensaba que era imposible poder estar a mi nivel normal, aunque también tenía la sensación de que estaba realmente mejorando a medida que se iba acercando la París-Roubaix por lo que he encontrado una dosis de moral una cuantas semanas antes”.

Sobre la 2ª plaza lograda el año pasado en París-Roubaix.

“Estaba con Tony Martin e hicimos una gran carrera, me divertí durante todo el día y después pude esprintar por la victoria. No salió todo como planeamos, pero no siempre sale todo como lo planeas. Después de cruzar la meta, estaba realmente disgustado. Primero porque perdí la carrera, aunque al final, después de 5 minutos, pensaba: he perdido la carrera, pero he ganado mucho más que eso. Y un año después tengo todavía la posibilidad de hacerlo de nuevo. Esto es el ciclismo. No se trata solo de ganar carreras. También consiste en lograr triunfos para ti mismo, en mejorar y volver a la lucha después de una decepción”.

Sobre su primera victoria en París-Roubaix en el año 2005.

“En 2005 gané al esprint con Flecha e Hincapie. En el Carrefour de l’Arbre, cuando íbamos a toda velocidad, descolgamos a Backstedt, el último corredor al que dejamos atrás. Cuando alcanzamos el velódromo, quedábamos tres corredores, llegamos al esprint y así gané mi primera París-Roubaix. Tenía solo 24 años. Hice doblete, ya que ese año también había ganado el Tour de Flandes. Fue una experiencia increíble para un chaval como yo que peleaba por todo. El Tour de Flandes lo gané de manera diferente. Ataqué a 10-12 kilómetros y me planté solo en la meta. Tuve más tiempo para disfrutarlo, para vivirlo. Fue mi primer triunfo en una clásica. Después, en la Roubaix llegué al velódromo bastante tranquilo. Realmente, no pensaba que podía ganar. Al final, lo hice todo bien. En el momento justo, quizá un poco pronto para ellos, tomé la iniciativa en la curva, justo lo que no hice el año pasado. Creo que estaba como en una nube ¡Todo salió a la perfección!”.

Sobre su preferencia por París-Roubaix.

“Me gusta la París-Roubaix más que el Tour de Flandes. Es una parte única de la historia que hay que conservar. Es una carrera increíble. Para mí, es la carrera más bonita del mundo. El Tour de Flandes es una copia en grande de las grandes clásicas. Está la Harelbeke, está Waregem… hay muchos Tour de Flandes en miniatura pero solo hay una París-Roubaix. Es la única carrera que termina en un recinto deportivo. Escuchas las voces cuando estás a un kilómetro, luego tomas la curva a la derecha, luego la otra curva a la derecha y vas hacia el velódromo. Escuchas como te llegan las voces del público cuando llegas al recinto. Es algo muy especial. Es algo único en el ciclismo”.

Sobre su segunda victoria en París-Roubaix en el año 2008.

“Estábamos en la parte adoquinada y teníamos viento de cara en la última parte del sector. Entonces nos fuimos a la derecha. Siempre en ese momento todo el mundo resopla al salir de los adoquines ¡Y ataqué! Justo en la parte asfaltada. Cancellara me siguió. Ballan estaba a unos pocos metros. Nikki Terpstra se quedó atrás. Nos quedamos tres corredores. Al final, nos atacamos. Impuse un ritmo muy fuerte en el Carrefour de l’Arbre, y me di cuenta de que no estaban muy cómodos. Así que mantuve el ritmo fuerte y ya no hubo muchos más ataques, y cuando consiguieron hacerlo, ya no tenían demasiada velocidad y pude reaccionar bien colocándome a rueda. Y lo mismo: tres corredores en el velódromo. La Roubaix es una carrera muy exigente, así que cuando llegas al final, no es fácil hacer un ataque si te encuentras con 3 o 4 corredores, así que el más rápido siempre va a reaccionar. En ese momento es cuando puedes perder la carrera. Lo mismo de nuevo: intenté llegar a meta y acabar con ellos sobre la pista”.

Sobre su tercera victoria en 2009.

“2009 fue un año especial por las carreras previas. Siempre tenía a Pozatto a rueda e incluso se ganó el sobrenombre de la “Sombra” por esto. Ese es su apodo. Esa Roubaix fue una carrera muy movida, con muchas caídas. Al final, me quedé en cabeza con Hushovd en el momento en que iba a tope en el Carrefour de l’Arbre. Antes de la última curva, Hushovd se cayó en el adoquinado, en la curva. Si vas por el borde del adoquinado, pierdes adherencia en la rueda delantera y se cayó. Pozzato estaba a pocos segundos por detrás. Fue una gran batalla hasta el final. 5 segundos, 7 segundos, 6 segundos…y al final rompió. Creo que en los últimos 5 km se rompió por completo. Yo no estaba realmente mirando hacia atrás. Iba todo el rato a tope y concentrado en mí mismo. Yo estaba convencido de estar haciendo lo que tenía que hacer ¡Me sentía muy fuerte! Creo que ese día viví el mayor sufrimiento que he padecido jamás. Hice los últimos diez kilómetros a tope y llegué reventado a la línea de meta”.

Sobre su victoria en 2012, su mejor recuerdo en la París-Roubaix.

“Mi mejor recuerdo de la París-Roubaix es la entrada en el velódromo en 2012 después de una galopada en solitario. Es posiblemente el mejor recuerdo que tengo del ciclismo. Quedaban 60 kilómetros por delante y hubo muchos ataques. Intenté endurecer la carrera al final, a 65 kilómetros de meta, y nos colocamos varios corredores en cabeza. En un momento dado, miré por encima del hombro y vi que varios de ellos estaban discutiendo. Nikki y yo nos habíamos alejado ya 5 metros, 10 metros. Miré de nuevo hacia atrás y seguían discutiendo, así que miré a Nikki y le dije, vamos, ¡vamos a tope! Salimos a toda velocidad antes de que se dieran cuenta de lo que había sucedido con 50 metros de ventaja ¡Saltamos los dos! Fue la escena soñada. Tenía muy buenas piernas ese día. Después, en la sección de adoquines, vi que estaba solo y me dije a mi mismo, ¡inténtalo! ¡Había dejado atrás a Nikki y no me di ni cuenta! Quedaban 50 o 55 kilómetros por delante. Iba a mi ritmo, me sentía muy bien en los adoquines. Sabía que el resto de corredores se acercarían varias veces antes de la sección de adoquinado, pero ya sabía cómo funcionaba: siempre que acaba la sección, saltan dos o tres corredores, se agrupan y vuelven a correr juntos. La gran desventaja que tenía al inicio era que Sky tenía a 5 o 6 corredores tirando fuerte para alcanzarme. Siempre sucede lo mismo: llegan los adoquines, sacrifican a un corredor para que vaya a tope y al final se quedan sin nadie. Siempre igual. Iba a mi ritmo, perdía 4-5 segundos en las secciones, para después recuperarlos, así que mantenía un ritmo constante, gestionaba bien el esfuerzo y me encontraba bastante bien. Nunca tuve la sensación de ir al 100%. Dejaba algo en la reserva para el momento en el que se acercaban. Cuanto más cerca estaba de la meta, mayor ventaja sacaba y mayor era su desmoralización, así que todo iba cada vez más y más rodado, porque cuando quedan 25 kilómetros y tienes un minuto de ventaja, los otros corredores solo pueden pensar en ser segundos. Ya había ganado varias clásicas ese año y me sentía muy bien. Ese era el momento en el que tenía la sensación de estar entrando en la historia. Es una oportunidad que no se suele dar a menudo, así que lo di todo y llegué a meta”.

Sobre su carrera profesional.

“He tenido una larga carrera. Logré un tercer puesto en la París-Roubaix en 2002, corriendo con héroes de mi niñez como Musseuw y Van Petegen. Los primeros 5-7 años de tu carrera son así, peleas contra tus héroes. Luego te haces mayor, llegan nuevos corredores que tienen que confirmar su nivel. Te das cuenta de que estás compitiendo contra nuevos corredores que no habías visto nunca antes, mientras que ellos te miran pensando que tú eres el tipo que ha ganado una o dos veces la París-Roubaix. Siempre he creído que correr contra los héroes de tu infancia es algo muy especial, más especial que correr contra la nueva generación de los Sagan de ahora, o de los Greg Van Avermaet. Nunca es igual. Es como competir contra Cipollini cuando tenía 22 o 23 años. La primera vez que gané a Cipollini fue ¡wouahh! Estuve en una nube durante 3 días. Fue increíble. Todavía lo recuerdo. ¡Guau, ganar a Cipollini, o a Petacchi! Pero los grandes rivales que he tenido han sido Musseuw, Van Petegem, Ballan y por supuesto Cancellara. Es increíble haber conseguido tantas victorias porque significa que he tenido que luchar contra una generación muy fuerte”.

Sobre sus expectativas para la edición de 2017.

“Quiero estar en el podio. Eso estaría muy bien, con o sin victoria. Si miras la historia del ciclismo, ves que no todos tienen la oportunidad de esprintar por el triunfo en la Roubaix o de ganar la carrera 4, 5 o 6 veces. He estado en el podio de esta prueba 6 o 7 veces, así que he sido afortunado en una carrera en la que necesitas tener algo de suerte. Espero estar en el podio y decir adiós a todo el mundo, ir a cenar después con el equipo, con mi mujer y mis hijos y, el día después, levantarme como un ser humano normal, no como un ciclista profesional. Va a ser algo extraño, pero creo que estoy preparado para ello”.

Sobre la elección del momento de su retirada.

“No todos tienen la oportunidad de elegir el momento. La mayoría de los corredores continúan dos o tres temporadas más en equipos más pequeños. Necesitan ganar más dinero, aunque al final creo que se van desvaneciendo, empequeñeciendo. Creo que es mucho más bonito decir adiós en lo más alto. Y el lunes tendré la mayor resaca del mundo. No sé si me sentiré feliz o triste por colgar la bici, sí sé que siempre me noto triste cuando tengo resaca”.