Simon Yates se impuso en un GP Indurain donde, no sólo fue el más fuerte, sino que el que más empeño puso para alzar los brazos en la Basílica del Puy, clásico final de la prueba navarra. El británico del Orica, gemelo de Adam, logra su segunda victoria esta temporada (una etapa de París Niza) después de que el año pasado lograra dos triunfos y los dos en España: una etapa en la Vuelta y otra clásica del norte, la de Ordizia.

En esta ocasión su superioridad fue manifiesta. En una carrera donde Movistar, con Valverde, y el Sky, con Kwiatkowski, parecían ser los favoritos, fue el Orica australiano el animó la carrera. Primero, metiendo a Kreuziger en la primera fuga y luego, cuando llegó el momento de los hombres fuertes, con Simon Yates.

El Movistar, que corría en casa, controlaba la carrera y respondió al primer ataque de Yates, aún a más de 20 km de meta. El británico intentaba marcharse en solitario y era el 'telefónico' Gorka Izagirre el que pillaba su rueda. Pero la arrancada hacía la selección definitiva... donde no se metían ni Valverde para el Movistar (sí Rubén Fernández, Marc Soler y el propio Izagirre), ni Kwiatkowski para el Sky (sí Sergio Henao y Kiryienka). Howson y Verona acompañaban a Yates y Woods representaba al Cannondale.

La carrera estaba en ese grupo, pero Yates, sintiéndose en un gran momento, tenía en la cabeza marcharse en solitario, lo que sí logró a 10 de meta, en la subida a Eraul. Ahí llegó el hachazo definitivo al que nadie respondió y permitió al ciclista más fuerte del día alzar los brazos en la Basílica de Nuestra Señora del Puy.