CICLISMO

"La Quebrantahuesos no te la crees hasta que no la ves"

La marcha congregará el 17 de junio a 11.000 participantes. Escartín, Jiménez (Octagon) y Bardají (Ibercaja) la destriparon en el Foro Eventos Deportivos.

Madrid
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Cualquier cicloturista que se precie tiene en su mente una fecha: el penúltimo sábado de junio, este año el día 17. Ese día se celebra La Quebrantahuesos, la marcha que con salida y meta en Sabiñánigo (Huesca) congrega a 11.000 participantes. Más de media hora pasando ciclistas en busca de un reto, superar 200 kilómetros en el menor tiempo posible imaginando ser un profesional, sufriendo y disfrutando por puertos del Tour y La Vuelta. Somport, el Portalet, Marie Blanque…

“En el ciclismo, cuanto más difícil lo pones, más se apuntan. Y la Quebrantahuesos no es un evento de día, la gente lo vive. Lo prepara desde enero con los amigos todos los fines de semana. Cruzan la meta y dicen ‘ya no lo hago más’ y tras la primera cerveza lo cambian por ‘el año que viene bajo el tiempo”, contó Fernando Escartín en el Foro de Eventos Deportivos de AS en el Comité Olímpico Español.

El exciclista oscense, tercero en el Tour 1999, preside la Peña Ciclista Edelweiss, propietaria de la prueba y uno de los pilares que la sostienen. Los otros son la empresa Octagon, que estuvo presente con su director de eventos Aitor Jiménez, e Ibercaja, principal patrocinador y a quien dio voz Belén Bardají, su directora de Imagen.

José Antonio Ponseti, periodista de la SER, advirtió que hay que verlo para creerlo. Y así es. “Cuando dos ciclistas se juntan se preguntan de dónde vienen, a dónde van y qué tiempo han hecho en la QH. Para muchos es el reto de muchos meses”, refrendó Barjadí. Su banco busca en la esponsorización “una forma de potenciar la zona; hay aficionados que pasan allí varios días y también van a entrenar”. Los números les dan la razón. Ibercaja tiene una cuota de mercado del 50% en Huesca y dobla al siguiente banco. “En 1990 destinamos 600 euros y la corrieron 300 personas”, recordó.

“La marcha larga ahora la corren 9.000 y unos 2.000 la corta (Treparriscos, de 85 km). Hay 16.000 preinscritos y debemos hacer un sorteo. Se retira sólo entre el 5 y el 10%”, explicó Jiménez. Octagon, con experiencia en tenis, pádel o atletismo, tomó los derechos en 2012 y han crecido juntos. “Ahora el presupuesto es de un millón de euros. Las inscripciones y los patrocinadores nos han hecho crecer. Un 25% lo cubren las firmas asociadas. De 2012 a 2017, el presupuesto se ha triplicado. Es verdad, hasta que no lo ves, no lo crees”.

“Sabiñánigo tiene 9.000 habitantes y se implican 1.000 voluntarios, que son la clave. Se calcula que llegan unas 30.000 personas. Hay participantes de más de 35 países. Está entre las cinco mejores marchas de Europa. Llevamos 26 ediciones y hay 11 ciclistas que han participado en todas. Todos los que completan más de 15 no entran en el sorteo”, desgranó números Escartín, que destaca que la QH “ha puesto a Sabiñánigo en el mapa”. Es el espíritu cicloturista, que quiere dificultad: “El fanático quiere morir matando”.

El enorme pelotón de 9.000 personas, que tiene todo el día para completar el recorrido, no puede crecer de momento. Pues Francia establece ese cupo al cruzar la frontera. Escartín y Jiménez advirtieron que no era una broma afrontar el reto. Por eso, se ha introducido un control médico que al principio generó polémica. “Hay que pasar un reconocimiento y presentarlo. Se ha filtrado a mucha gente que tenía problemas cardiovasculares y no lo sabía”, reveló el exciclista. “La prioridad es la seguridad de la prueba y de los participantes”, apoyó el director de Octagon.

Ahora el reto es internacionalizar más la marcha, conseguir más participantes extranjeros que dejen más dinero en Sabiñánigo. En ello están. Siempre habrá más de 16.000 benditos locos dispuestas a sufrir y disfrutar por los puertos míticos del Pirineo.