CICLISMO

La UCI: “Tenemos el mejor método para detectar motores”

La UCI organizó una visita a su sede en Suiza para mostrar a los medios, entre ellos AS, el método que ha desarrollado para intentar detectar motores ocultos.

Suiza
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La UCI organizó una visita para los medios de comunicación en su cuartel general de Aigle (Suiza). El motivo: explicar y demostrar en vivo cómo funciona la técnica empleada para intentar desenmascarar el fraude tecnológico. Con AS como único testigo español, Brian Cookson, presidente del organismo, y Mark Barfield, mánager técnico, dejaron clara una premisa nada más saludar a los invitados en el velódromo: “El dopaje mecánico existe, no cabe la menor duda. Se trata de una realidad y debemos luchar por hallar el mejor método de detección”.

Este método tiene un nombre, resistencia magnética. Así resumió Barfield la teoría: “Los magnetómetros, unos dispositivos que sirven para cuantificar la señal magnética, miden la densidad del flujo magnético. Este flujo es mayor cerca de los polos de una fuente magnética, así que hay que observar y calcular el campo de radiación”. La aplicación práctica resulta más fácil: “Hemos creado un software para instalar los magnetómetros en aparatos móviles, como iPads. A través del programa interpretamos los cambios del flujo y generamos una calibración automática del 1 al 10”.

El sistema por detección de calor o térmico también se ha probado en la UCI.

La prueba, realizada en una bicicleta limpia y en otra con truco, certificó cómo la tablet se disparaba hasta el 10 al aproximarse a un motor oculto. “Vemos cualquier ingenio a través de nuestra app, motores o baterías”, amplió Barfield. La UCI comenzó a implementar el sistema en 2015, y se utilizó por primera vez en los Mundiales de ciclocross de Zolder, en enero de 2016. Allí cazaron a la Sub-23 Femke van den Driessche, sancionada con seis años. “Se han efectuado unos 2.500 controles”, confirmó. El porcentaje de éxito no ilusiona: de momento sólo han pillado a Van den Driessche.

Porque el procedimiento cuenta con un gran problema: únicamente se utiliza en las salidas y en las metas, donde basta con sacar otra bici para la inspección del comisario. “Usarlo en la competición implicaría más motos junto al pelotón, y no se trataría de una medida popular con los riesgos que añadiría a la seguridad”. La UCI no quiso desvelar los costes de su proyecto, pero está abierta a nuevas propuestas: “Deseamos evolucionar para erradicar a los que pervierten nuestro deporte. Hemos enviado un mensaje a los que pretenden incumplir las normas: ‘Sabemos cómo pararos”.

Otros sistemas de detección y sus inconvenientes

Problema. El principal fallo de la resistencia magnética radica en no llegar a los sospechosos cambios de bici en carrera: “Procuraremos incrementar los seguimientos. Aunque nos gustaría acceder a los corredores, por ahora no podemos”.
Otras fórmulas. Hasta considerar la resistencia magnética “el mejor método”, se descartaron los ultrasonidos, los rayos X y las imágenes térmicas. En los dos primeros casos, por la menor precisión y su complejidad.
Térmicas. Estas imágenes, pese a su fiabilidad, se topan con el mismo inconveniente que la fórmula de la UCI: “Aumentaría el tráfico de vehículos, y nada más advertiríamos la trampa al activarse el motor”.