Alberto Contador dio sus primeras pedaladas oficiales de la temporada 2016 en la jornada inaugural de la Vuelta al Algarve: 164 kilómetros entre Lagos y Albufeira, a un promedio de 42,204 km/h. “La cosa fue tranquila, aunque con el nerviosismo habitual de estos días iniciales de carrera, con carreteras estrechas, un pelotón grande… Ha habido momentos tensos e incluso alguna caída, pero yo he rodado siempre muy bien colocado por el equipo”, explicó el madrileño mientras hacía rodillo al lado del autobús del Tinkoff, ya concluida la etapa.

Contador atribuye este “nerviosismo” a la igualdad que impera desde el arranque de la temporada: “En todas las carreras se disputa muchísimo. Y aquí tenemos a los mejores sprinters (Kittel, Greipel…), a los mejores contrarrelojistas (Tony Martin, Cancellara…), a dos ganadores de grandes vueltas del año pasado (Fabio Aru y el propio Contador). El nivel de participación es altísimo, igual que en una carrera World Tour”.

El líder del Tinkoff afrontará este jueves, en la segunda etapa, su primera llegada en alto de la temporada: Fóia (7,4 kilómetros al 6,6%). “No es una subida muy dura, algún puerto anterior es incluso más exigente, y al final pega viento de cara, así que no creo que influya mucho en la general”, comenta Contador, que prefiere la meta en alto del domingo, en Malhao, donde ha ganado dos veces, en 2010 y 2014: “Me gusta más porque puede abrir más hueco entre un escalador puro y un ciclista que sube bien”. Aun así, Contador opina que será la contrarreloj del viernes en Sagres la que marque “diferencias más grandes”.