Vincenzo Nibali cerró la temporada World Tour con una brillante victoria en la 'Clásica de las hojas muertas'. El 'Tiburón del Estrecho' limpia así esa enorme mancha de su carrera que supone su expulsión de la Vuelta a España por remolcarse en un coche del equipo Astana. Después de este lunar, el italiano ha corrido con una desmedida voracidad que le ha servido para vencer en la Copa Bernocchi y en los Tres Valles Varesinos, antes de cazar la pieza mayor, un Monumento: el Giro de Lombardía. Nibali venció en solitario en Como tras un ataque a 11 kilómetros en el descenso del Civiglio. Dani Moreno (Katusha), segundo, y el francés Thibaut Pinot (FDJ) completaron el podio. Alejandro Valverde se clasificó cuarto y culmina la campaña con el número uno mundial. La escuadra Movistar también logró coronarse, por lo que España copa las tres clasificaciones de la UCI por tercer año consecutivo.

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El 'Tiburón' herido duplica su peligro. Esta temporada ya lo hemos comprobado dos veces. En el Tour de Francia, su mánager, Alexander Vinokourov, le tiró de las orejas por su bajo rendimiento. Nibali se vino arriba, hizo un etapón en La Toussuire y estuvo a punto de subirse al podio de París (acabó cuarto). En la Vuelta buscó otra oportunidad, pero sufrió una caída, se agarró al coche del equipo y fue justamente expulsado por el jurado técnico. Tras esta infracción, Nibali ha sacado de nuevo el orgullo: además de las tres victorias mencionadas, se ha subido al podio en la Copa Agostoni (2º) y en el Memorial Pantani (3º). En cada carrera que ha disputado desde entonces ha lanzado una dentellada.

El mordisco de este domingo lo pegó en el descenso de Civiglio, la penúltima cota de la jornada. Michal Kwiatkowski y Tim Wellens se habían marchado en la anterior subida, el imponente Muro di Sormano, con rampas de hasta el 27%. Fue un ataque duro, pero el Astana no quiso dejar ninguna alegría y tiró a por los dos osados. Al frente del grupo se colocaron nada menos que un colosal Mikel Landa y Diego Rosa, reciente vencedor de la Milán-Turín. El vasco se dejó caer cuando cumplió con su función, mientras que Rosa se mantuvo siempre cerca del jefe Nibali o incordiando a los rivales. Valverde le llegó a recriminar su táctica de frenar a los perseguidores.

Los gallos ascendieron juntos Civiglio. Entre ellos había tres españoles: Valverde, Moreno y Mikel Nieve. Nibali intentó tres arrancadas, la última de ellas muy poderosa. Pero sus enemigos respondían siempre. Primero, Esteban Chaves. Luego, un activo Pinot. "Había mucho control en la subida, así que pensé que tenía que probar algo diferente", explicó luego el 'Tiburón'. Y ese "algo diferente" se convirtió en un ataque en el descenso: una especialidad marca de la casa. Nadie pudo seguirle. Dani Moreno se fue tras él en la última cota de San Fermo di Battaglia y llegó a recortar tiempo, pero ya era tarde. El 'Tiburón' herido había dado una dentellada definitiva.