NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

VUELTA A ESPAÑA

Empieza el Tour de España

Froome, Nairo y Valverde prosiguen su disputa con Nibali al acecho. Purito, Van Garderen, Aru, Landa o Pozzovivo, posibles alternativas a la victoria final en esta apasionante Vuelta.

Actualizado a
El Movistar de Alejandro Valverde y Nairo Quintana, sobre el escenario de Benahavís donde se celebró ayer la presentación de la Vuelta a España 2015.
Dani Sánchez

Ante la leyenda del Tour y los talentos naturales del Giro (hablo de la orografía, no de las azafatas), la Vuelta estaba destinada al papel secundario de carrera simpática. Sucedió, sin embargo, que la Vuelta se rebeló ante su triste destino de dama de honor y tomó una decisión radical, casi revolucionaria: ser pelirroja. Sucedió hace pocos años y el tinte se ha vuelto color natural. La consecuencia es que hoy da comienzo en Puerto Banús la carrera más imaginativa del calendario ciclista, la más inquieta, la más imprevisible (recuerden Horner... o Cobo) y la única que nos pertenece como españoles o como conglomerado multinacional. Es una lástima que no sepan apreciarlo los ciclistas con alergia al albero.

No es casualidad que la Vuelta haga coincidir en esta edición a los tres primeros del Tour, además de convocar a otros aspirantes de primer nivel como Nibali, Van Garderen o Purito. Es el resultado de un esfuerzo permanente por hacer atractiva la carrera. Ahí es donde entran las bateas, los portaaviones y las cronos nocturnas. Ahí encaja el albero, en ese aperitivo de diferentes texturas que, al estilo de Ferrán Adriá, se pretendía utilizar como enésimo reclamo para que nos mire el mundo. Las quejas de algunos ciclistas, atendidas por la UCI, harán que la crono inicial sólo sirva para señalar al equipo vencedor y al primer maillot rojo, pero sin contabilizar los tiempos. Asumido el revés, la organización, una vez más, habrá conseguido su objetivo: más que nunca estaremos atentos al efecto del temible albero sobre los corredores.

El cartel, como se viene anunciando, es de tronío, hasta el punto de que sólo falta Contador (snif), último campeón. Sin él, la presencia más relevante es la de Froome, reciente ganador del Tour y tipo que parece dispuesto a ganarnos en todos los sentidos, no sólo en la carretera. Su participación, cuando no se ha cumplido un mes de su proclamación en París, es un ejemplo de ambición y de amor a su deporte. También es una señal de respeto hacia la Vuelta.

Su previsible duelo con Nairo Quintana será el principal aliciente de la prueba, condicionado en esta ocasión por una contrarreloj de 38 km que favorece al británico, o debería. Si disfrutamos en el Tour, aquí, sin corbatas, deberíamos gozar todavía más.

Opciones. No será la única guerra a la que asistiremos. En el Astana se vivirá una pugna morbosa (y deliciosa) entre Nibali, Aru y Mikel Landa. Sin perder de vista a Van Garderen, Pozzovivo, Purito o Valverde, ciclistas que sólo necesitan un resquicio. No hay duda: será una carrera intensa, distinta y variada. Y, además, pelirroja.