En 2014 sufrió un frenazo en su trayectoria. ¿Cómo se ha producido el cambio a un corredor tan exitoso en 2015?

—Aprendí mucho de las duras circunstancias de la temporada, me ha ayudado a crecer. Mi meta en el invierno era ser lo más profesional posible. Me quité de caprichos como cervezas o vino, salí menos con los amigos y mi novia me ayudó a convertirme en una mejor persona. Enfoqué mi esfuerzo a una preparación adecuada, perdí peso y los resultados han llegado. Este inicio de 2015, con nueve victorias, confirma que seguí el proceso correcto y que necesitaba una patada en el trasero.

—Sólo una vez ha terminado entre los diez primeros en una grande, en el Giro de 2010. ¿Qué le dice el dato?

—Que sólo en esa prueba tuve la opción de brillar por mi cuenta. Llevé la maglia rosa durante varios días, en concreto tres, y significó muchísimo para mí. En las demás ocasiones me ha tocado hacer el trabajo para un líder. Ahora afronto la posibilidad de luchar por un título. Me encuentro ante la oportunidad de mi vida, en el mejor momento de mi carrera. El Giro me encanta.

—¿No teme padecer un bajón? Desde enero se mantiene a tope.

—Tim Kerrison (técnico del Sky) sabe cómo debemos gestionar los picos de forma. Quizá se me haga larga la tercera semana, pero he ganado casi todo lo que he disputado y dispondré de la fortaleza mental para el reto. Me he entrenado muy duro. (Porte acumula esta campaña victorias en el campeonato de Australia de contrarreloj, una etapa del Tour Down Under, otra en la Vuelta al Algarve, la París-Niza, con dos jornadas, la Volta a Catalunya y el Giro del Trentino, con otro triunfo parcial).

—Fue gregario de Contador, desde hoy su adversario por el Giro.

—No será especial. Conozco cómo le gusta correr, endurecer al máximo, y me gusta como a él. Ya veremos también cómo rinden Urán, Aru o Pozzovivo.