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DOPAJE TECNOLÓGICO

Multas de hasta un millón por usar motores en la bicicleta

La Unión Ciclista Internacional (UCI) cambió su reglamento para perseguir la trampa de los moteres eléctricos. Brian Cookson: “Hemos hecho test sin previo aviso y habrá más”

Actualizado a
El presidente. El británico Brian Cookson se pasea en bicicleta.
Reuters

La Unión Ciclista Internacional (UCI) se toma muy en serio la cuestión del dopaje tecnológico, como la posibilidad de esconder y de sacar beneficio de unos motores eléctricos. El informe de la Comisión Independiente para la Reforma del Ciclismo (CIRC) no hace más que confirmarnos la necesidad de actuar con firmeza”. El presidente de la UCI, Brian Cookson, expresa así a AS su preocupación por estas sospechas, cimentadas con los testimonios de protagonistas directos y publicaciones como la de L’Équipe, que entrevistó al ingeniero y creador Istvan Varjas. Por eso, el organismo ha modificado su normativa.

En el reglamento de la UCI, parte 12, Disciplina y Procedimientos, se introdujo un nuevo epígrafe el 30 de enero de 2015: el 12.1.013 bis, con el título de Fraude tecnológico. Ahí se detalla lo que se considera trampa, la presencia y empleo de bicicletas que incumplen el artículo 1.3.010, y los castigos que acarrea. Los equipos y los corredores tienen el deber de utilizar bicis con todos sus componentes homologados, con unas medidas y con un peso estipulado. No se permiten mejoras salvo que las autorice la UCI, como los frenos de disco. Evidentemente, un motor oculto es motivo de sanción.

Si las penas fijadas para los ciclistas son bastante duras, descalificación inmediata, suspensión mínima de seis meses y una multa que varía de 19.265 a 192.230 euros, para las escuadras aumentan en lo económico: de 96.315 a 963.160 (un millón de francos suizos). Las cámaras endoscópicas, que registran el interior de los cuadros, se usan como método de detección. Antes, se pasaban las bicicletas por un escáner, pero su coste era demasiado elevado (60.000 euros por el alquiler).

Más controles. Cookson concluye sus explicaciones: “Recientemente, se llevaron a cabo controles sin previo aviso durante la París-Niza y la Milán-San Remo, tanto de las bicis que hay en carrera como las de los de camiones de los equipos. A pesar de que contamos con la ayuda de las autoridades locales, no encontramos ninguna irregularidad. Planeamos más test sobre otras máquinas a lo largo del calendario internacional”.

Mientras que algunos en el pelotón señalan que estos motores se localizarían en los bujes, otros afirman que ya no se emplean debido a la vigilancia de la UCI, pero que sí se utilizaron entre las temporadas 2006 y 2010 con asiduidad.