Thibaut Pinot, el tercer clasificado y mejor joven del Tour de 2014, es un chaval simpático, un poco tímido y muy educado de 24 años. En la ronda francesa de 2012 irrumpió en la élite con su décimo puesto y la victoria en Porrentruy. Tras una Grande Bocule mediocre en 2013, en la que abandonó, en la Vuelta volvió a dar muestras de su calidad con una séptima plaza. Hasta su explosión definitiva de la temporada pasada: “Quizá me faltó más regularidad y confiar en mis posibilidades antes de ese podio. En la Vuelta pude terminar quinto, pero fallé en Burgos, el día de los abanicos”.

También tuvo problemas con los descensos, fruto de un trauma de la infancia, que parece que ha superado. Aun así, se muestra exigente consigo mismo: “Dispongo de bastante margen para mejorar cosas: la aerodinámica en contrarreloj, mi posición dentro del pelotón o los vatios que genero en la montaña. Todavía puedo aumentar mi potencia, y trabajo duro para conseguirlo”. Le guio y le entrena su hermano Julien, al que una dolencia de corazón la apartó de la bicicleta. Al escalador de la FDJ no le preocupa la presión de coger el testigo del ciclismo francés junto a Bardet o Barguil: “Para nada me veo como el líder de una nueva generación, sino como el líder de mi escuadra. Esa responsabilidad es la que debo asumir y a la que tengo que corresponder”.

Con Pinot sólo te entiendes en francés. Aunque capta muchas palabras inglés, no lo habla. Su sueño, cómo no, se dibuja con el color amarillo en París: “Aspiro a conquistar el Tour. Con 24 años soy joven y me queda una década por delante para intentarlo”. Asegura con sinceridad que le beneficiará la retirada de Alberto Contador: “Me entristece que se marche, pero sin él mis ocasiones en las carreras se multiplicarán”. Por ejemplo, en el Giro: “Me encanta el Giro, aunque en este 2015 me centraré en el Tour. Quizá debute en 2016. En la Vuelta he rendido bien, pero el calor me va peor”. Porque reconoce sus limitaciones: “No creo que cuente con opciones en las clásicas, hay gente más rápida, pese a que me gustaría ganar en Lombardía”.

Sencillo y alejado del ruido mediático, fuera de las carreteras le “apasiona la naturaleza”: “Me relaja pescar o pasear por el campo”. Tampoco se priva de hobbies acordes a su edad: “La PS4 y el FIFA me vuelven loco”. Aficionado al fútbol y al PSG, el 1-1 de la ida contra el Chelsea que vivió en Omán no le convence: “Falta el segundo partido, aunque resultará muy complicado en Inglaterra”. Mientras, suele usar un pantalón corto del Milan cuando concluye las etapas y se cambia de ropa para regresar al hotel.