Fundación Contador

Alberto Contador crea escuela

La Fundación Alberto Contador tiene dos equipos: júnior y sub-23. También 29 niños. Un centenar de candidatos se presenta cada año al Campus.

Pinto
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A las siete y media de la mañana, cuando todavía no ha clareado en el exterior, ya hay ciclistas en la recepción del Hotel Princesa de Éboli, en Pinto. Ni siquiera está abierta aún la cafetería. Son los integrantes del Flex, el equipo júnior de la Fundación Alberto Contador. Esta vez les ha tocado levantarse más temprano porque van a rodar por la Sierra de Guadarrama. “Madrugar es lo habitual. Nos gusta esto y lo hacemos con ganas”, comenta el valenciano Joan Bou, de 18 años.

Una hora después, ya desayunados, se cruzan con los ciclistas sub-23 del Specialized, que van a entrenarse por zonas cercanas, hacia Aranjuez. Al día siguiente lo harán al revés. Los dos equipos, que se presentan hoy en Madrid de la mano de Alberto Contador, estuvieron concentrados este fin de semana. La temporada arrancará el domingo con la Copa de España.

Félix García Casas, exciclista del Festina o el Bianchi, comienza a dar instrucciones. Es el director del equipo júnior, que este año tiene 14 corredores. Pero también de la Escuela Plaza Éboli, otra perla de la Fundación, que aglutina a 29 niños entre 8 y 14 años, que se reúnen martes y jueves. “Quedamos para montar en bici, no planteamos más. Hasta abril, en BTT, y luego iremos con la de ruta por un polígono”, explica Félix.

En la pirámide de las categorías inferiores sólo faltaría por cubrir el tramo cadete (15-16 años). “Pero eso se está solventando con acuerdos con otras estructuras”, puntualiza García Casas. Efectivamente, recientemente se firmó un convenio con la Academia Ciclista Maté, que lleva el nombre de otro profesional que invierte en futuro.

Un equipo profesional para 2017

n Primero fueron los júniors, luego los sub-23... Y para rematar la pirámide, la meta es crear un equipo profesional. “Estamos trabajando ya para sacarlo adelante, no lo escondemos”, admite el mánager general, Fran Contador. “Pero sin obsesión y sin prisas. Queremos salir con total garantías y con un mínimo de años. Nos serviría para dar continuidad a estos chicos, aunque también habría que nutrirlo con corredores internacionales, que son fundamentales para los patrocinadores”. Fran tiene marcada una fecha: 2017.

La Fundación Contador crece, pero el embrión fue la escuadra júnior, que nació en 2013. Al año siguiente se unió la sub-23, que en este 2015 ya tiene 17 ciclistas. “La filosofía es que un equipo nutra al otro, que haya continuidad”, explica Fran Contador, el mánager general.

Los ciclistas se seleccionan en un Campus, en un casting que en 2013 se celebró en Pinto y en 2014 en Zaragoza. “Es la clave del proyecto”, asegura Fran. “Ahí es donde cogemos a los ciclistas desde pequeños, a los 16 años, e intentamos moldearlos para que se adapten a nuestra filosofía. Es anual. Nos llegan más de cien currículos, de los que luego seleccionamos a cuarenta, a los que valoramos durante tres días para la criba final. Lo deportivo no es lo principal. Estudiamos su conducta, sus valores, su educación... No sólo vale con tener buenas condiciones físicas, hay que ser buena persona”.

La educación es una prioridad. “En categoría júnior, estudiar es innegociable. Tenemos algunos buenos y a otros les cuesta más, pero se hace un seguimiento de su rendimiento académico. Es fundamental”, explica Fran Contador.

Estudios. Guillem Cassú, de 17 años, gerundense de Bordils, estudia “en los Pirineos, en un centro de tecnificación, para ser profesor de deporte”. Y lo tiene claro: “Siempre hay que manejar un plan B, porque no se sabe si el plan A va a funcionar”.

A los sub-23 ya no se les obliga, porque son mayores de edad, pero se les aconseja continuar con los estudios. Un alumno ejemplar es David de Pablos, madrileño de 20 años. “Está sacando la carrera con matrículas de honor”, es la presentación de su director, Rafa Díaz Justo, exciclista de la ONCE. De Pablos estudia ingeniería industrial. Y así explica cómo es un día en su vida: “Me levanto a las ocho y media para desayunar y salir a entrenar. Ruedo hasta la una o una y media, luego me ducho, como, y me voy a la universidad de tres a siete de la tarde. Cuando salgo, repaso hasta la cena. Y después, o bien sigo estudiando, o me relajo con la tele”.

“La formación es fundamental. Nosotros queremos forjar profesionales. Y es muy importante que cuando representen a una marca, den buena imagen y sepan expresarse”, explica Díaz Justo. “Aquí no queremos que los corredores se eternicen y les decimos que si a los 24 años no han dado el salto, mejor que se dediquen a otra cosa. Si han estudiado, eso les ayudará”.

Alberto. La Fundación Alberto Contador ya tiene un ciclista que ha dado ese salto: el granadino Álvaro Cuadros milita en el continental checo AWT Greenway, filial del equipo del World Tour Etixx-Quick Step. Y otro corredor actual, el mallorquín Enric Mas, ya compartió el pasado enero entrenamientos durante dos semanas con el Tinkoff-Saxo, en una concentración celebrada en Sicilia (Italia).

Todos pedalean por un mismo sueño: emular a Alberto Contador. “Es una referencia. A ver si puedo hacer la mitad que él”, apunta Mas. “Para mí ya era un ídolo antes de entrar aquí, poder representar a su equipo es una motivación tremenda”, comenta De Pablos. “Su nombre impresiona y presiona, ayuda a que persigamos un objetivo”, señala Cassú. “Este equipo es diferente, porque hay mucha exigencia por llevar el nombre que lleva, pero también más oportunidades”, remata Bou.

“Tratamos de inculcar a los ciclistas la filosofía de Alberto: que deben ser valientes, atacar, vaciarse y no ser nunca conformistas”, revela Fran. “Además, él siempre está pendiente del funcionamiento del equipo”. Como ejemplo, sirva el detalle que tuvo ayer. Alberto Contador se coló en el entrenamiento de los dos equipos por sorpresa. Justo al lado de los que sueñan ser algún día como él.