VUELTA A ESPAÑA | 21ª ETAPA

Jubileo de Alberto Contador

El campeón de la Vuelta se coronó en la Plaza del Obradoiro al imponerse a Froome y Valverde. La crono de 9,7 kilómetros fue para Adriano Malori.

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Sonó el himno de España en la Plaza del Obradoiro, pero habría sido más apropiado que el Dúo Dinámico hubiera cantado El final del verano, pues eso señala cada septiembre el final de la Vuelta y de las tardes con gracia. Si en esta ocasión el epílogo resultó todavía más melancólico fue por la lluvia, que convirtió la crono en una etapa de fogueo. Nada extraño, por otra parte. Según datos del Observatorio Ramón María Aller correspondientes a 2013, en Santiago llovió el pasado año 197 días. En Europa, sólo la ciudad noruega de Bergen registra más precipitaciones.

A pesar del agua, o gracias a ella, Santiago lo puede todo. De hecho viene atrayendo peregrinos desde hace más de mil años (la gastronomía también ayuda). Descartado Madrid, era difícil encontrar un lugar más especial, más abierto al mundo, más conectado con la Vuelta en las últimas ediciones. Después de cuatro años de devoción, Galicia merecía una despedida en su capital.

Ni siquiera los andamios que restauran la fachada del Obradoiro deslucieron la ceremonia de entrega de premios, repleta de público. En el anochecer de Compostela, Contador lució como el campeón que es, renacido en la Vuelta 2012 (tras su sanción) y confirmado dos años después, ayer mismo. Sin duda alguna, esta es su carrera talismán: tres victorias en tres participaciones. Lástima que Alberto no piense en el Mundial de Ponferrada y lástima que el Mundial de Ponferrada no pensara antes en él. Admito que somos insaciables.

Froome (magnífica su gorra old fashion) también se ha ganado el más fervoroso reconocimiento, por presentarse en Jerez con la máxima ambición y por pelear hasta el último día, esfuerzo que hacen pocas estrellas de su nivel. El británico termina segundo, como en 2012, cuando la victoria de Juanjo Cobo nos dejó atónitos, todavía lo estamos.

De cajón. Valverde, por su parte, repite puesto once años después de ser tercero (se estrenó con 23 primaveras). En total, seis podios en la Vuelta, incluido un triunfo; mucho para cualquiera, aunque no tanto para él. Purito acabó en cuarta posición, como hace un año (en 2012 y 2010 fue tercero); la dolorosa novedad es que no ha logrado ganar una etapa por primera vez desde 2009.

El vencedor de la última jornada fue Adriano Malori, italiano de Movistar, doble campeón de Italia contrarreloj y campeón del mundo sub 23. Un especialista, favorecido además por una leve tregua que dieron las nubes, uno de los pocos que corrieron con el suelo seco. Para Luis León Sánchez fue el maillot de rey la montaña, para Degenkolb la regularidad y para Katusha el premio al mejor equipo, magnífica ocasión para aplaudir a Purito en lo alto del podio.

Fue una gran carrera. Entre las cosas a mejorar (insaciables, ya digo) está conseguir que los equipos que visten de rojo cambien de color en la Vuelta, para realzar la distinción que debe corresponder al líder. Sobre las azafatas rubias, poco diremos, sólo apelaremos a la compasión del organizador. Nada que añadir, así acabó todo. Hoy ya es otoño.