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Vuelta a España

Mucho ojo con Chris Froome

El ciclista británico recortó 20 segundos a Alberto Contador, Froome se quedó en las primeras rampas, se recuperó y luego atacó. Fabio Aru ganó en Monte Castrove.

Actualizado a
Reparto del botín. Fabio Aru aceleró en el último repecho para lograr su segunda victoria por delante de Froome, que gastó más en la subida pensando en la general.
EFE

Todavía hay Vuelta y aún emoción. Confieso que lo defendimos el segundo día de descanso como simple ejercicio de fe impostada. Decir lo contrario era violar la primera regla del mundo del espectáculo: no espantar al público. De modo que imaginamos un horizonte soleado, una carrera insaciable y unos ciclistas irreductibles. Para completar el cóctel añadimos a Galicia, tierra que no sabe si sube o si baja, pero que nunca llanea. Bien, pues acertamos en todo, hasta en el sol. Ayer Froome le arañó 20 segundos a Contador, lo que aplaza la resolución de esta intriga a la etapa de Ancares, quién sabe si a la crono de Santiago. Ya lo dijo el sabio: ten cuidado con lo que sueñas porque se puede cumplir.

Nadie podía suponer que la subida al Monte Castrove significaría una convulsión semejante. Se esperaba el triunfo de una fuga o, si acaso, una consolación para Purito y Valverde en forma de victoria de etapa. No contamos con el espíritu de los campeones. Olvidamos que para ellos no hay recorrido despreciable, perdimos de vista Serranillos y Fuente Dé, las bonificaciones intermedias. Quizá subestimamos a Chris Froome.

Años después de retirarse, el irascible John McEnroe contaba que algunos de sus escándalos más sonados los forzó para no defraudar al público. Es posible que Froome haga la goma por lo mismo: para no desmontar nuestra teoría del potenciómetro, para alimentar su leyenda de asesino que siempre vuelve. El caso es que repitió maniobra. Su equipo asumió la responsabilidad a partir del primer paso por el Monte Castrove y su líder perdió terreno en las primeras rampas de la segunda ascensión. Asombroso de no haberlo visto ya media docena de veces.

Por delante, en la última subida, los ciclistas avanzaban a latigazos. Coppel y Barguil tomaron varios metros de ventaja, pero no era día para permitir la victoria de un francés; el rebote todavía nos dura. Entre los favoritos, Purito fue el primero en atacar, de modo casi violento. La Vuelta está resultando frustrante para él porque se siente con fuerzas, pero incapaz de sacarlas rendimiento (siempre le quedará Ponferrada). Contador se pegó a su rueda y arrastró a Valverde. El líder fue el siguiente en intentarlo, ya con Froome en la retaguardia. Tampoco abrió hueco. Fue entonces cuando el británico lanzó su demarraje científico. En poco tiempo, Froome atrapó a Aru, que marchaba por delante. La impresión es que le ofreció la etapa a cambio de colaborar. La sensación, a toro pasado, es que fue demasiado generoso. Por detrás, Contador, Valverde y Purito escalaban a tirones y a reproches.

Al final, Aru cobró su recompensa, sumó su segunda etapa y Froome recortó 20 segundos a Contador entre la ventaja en meta (12 segundos) y las bonificaciones (seis segundos en la llegada y dos de un sprint intermedio). El británico ya es segundo en la general con 1:19 de desventaja sobre Contador y 23 segundos por delante de Valverde. Mañana, conviene insistir, la Vuelta llega al temible Ancares, después de un puerto de primera. McEnroe lo tendría claro: destrozaría su raqueta.