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Tour de Francia

Péraud: el ingeniero que llegó desde las bicis de montaña

Tiene 37 años y logró la plata en Pekín y pasó a carretera en 2010. “Pasé del mountain bike a los 33, no me he exprimido tanto como los demás”, relata el ciclista galo.
Tour de Francia 2017: Etapa 15, Laissac-Le Puy

Actualizado a
ÍDOLO LOCAL. Péraud firma autógrafos en la salida de ayer a los jóvenes aficionados franceses.
Jesús Rubio

A sus 37 años, Jean-Christophe Peraud, por su habilidad contra el reloj, se ha convertido en el máximo candidato a terminar segundo en el podio de los Campos Elíseos. El francés del Ag2r cumple su cuarta temporada en el equipo, y ha renovado su contrato por dos campañas más. “Quizá con 39 llegue la hora de bajarse de la bici”, reconoce. ¿Por qué esta longevidad? “Pasé del mountain bike a la carretera con 33, no me he exprimido tanto como los demás”.

Como rider conquistó el Europeo de 2005 y el Mundial de relevos mixtos en 2008. Dos meses después se colgó la plata olímpica en los Juegos de Pekín, por detrás de su compatriota Julien Absalon. Esa medalla le consagró en la disciplina y le supuso un ascenso como técnico en la planta de Lyon de Areva, empresa especializada en energía. Péraud se licenció en Ingeniería Termohidráulica y trabajaba en la compañía con “simulación informática y mecánica de fluidos”. Luego dejó su puesto cuando firmó por el Omega, en 2010.

Antes, en 2009, consiguió su primer gran resultado en el asfalto, pero inscrito como amateur: ganó a Sylvain Chavanel el campeonato francés de crono. “Aquello indicó que podía lograr un hueco dentro de la élite del pelotón, me dio confianza en mis posibilidades”. Como profesional de la ruta luce un palmarés discreto de cinco victorias, aunque con buenos puestos en rondas de una semana. En la Grande Boucle su mejor posición la alcanzó en 2011, noveno.

Sufridor. En el Tour de 2013 se retiró con la clavícula derecha fracturada cuando marchaba noveno en la general. Durante la inspección de la contrarreloj de Chorges se la fisuró. Sin embargo, compitió luego por la tarde y, a dos kilómetros de la llegada, se cayó otra vez y se rompió del todo. “No me gusta abandonar, ni que las cosas se queden a medias. Soy muy esforzado y competitivo”. Lo demostró en Alpes y Pirineos, donde sufrió “hasta el límite” para agarrarse a Nibali y Pinot, y conservar la opción de subir al cajón de París: “No creí que se presentaría esta ocasión, debo aprovecharla. Supondría el mayor éxito de mi trayectoria”.