Dentro del programa de actividades previo al Critérium de Saitama, los corredores visitaron el Instituto Sakae, conocido en Japón por su promoción del deporte, y el Museo del Bonsai (a Rui Costa y Froome les encanta el arte de estas plantas). En Sakae, donde se ofreció una calurosa recepción con música y los chavales fuera de las aulas, los alumnos realizaron demostraciones de kendo (arte marcial con armaduras y sables de bambú), judo y sumo.

Los chicos del sumo impresionaron por su fuerza y elasticidad. Pero antes de verles hubo que descalzarse, ya que el dohyo, el círculo de arcilla a modo de ring donde se enfrentan los luchadores (denominados rikishi), se considera terreno sagrado. Tras una explicación práctica sobre cómo se lleva a cabo la ceremonia ritual anterior al combate (dohyo-iri), los chicos comenzaron su exhibición de técnica y potencia.

Para redondear el espectáculo, Froome, Rui Costa, Sagan, Kittel y Riblon, los cinco ciclistas que ejercen como cabeza de cartel en Japón, se cambiaron en los vestuarios y salieron a pelear. Los cinco recibieron como obsequio un mawashi, el cinturón que visten los rikishi, que colocaron encima del culotte distintivo de sus equipos. Daisuke, campeón nacional de su categoría, de 17 años y 120 kg de peso, se ofreció para medirse con unos auténticos tirillas en comparación a su tamaño. El que mejor se desenvolvió fue Kittel, de los más altos y fuertes del pelotón (1,90 metros y 86 kilos). Daisuke, muy educado, se dejó ganar en los cinco combates.