Adam Hansen es un ciclista de fondo. El australiano del Lotto, de 32 años, puede encadenar su séptima grande consecutiva si termina la Vuelta. Desde la ronda española de 2011 no se ha perdido ninguna de las tres carreras de tres semanas. Cuando concluyó el tríptico de 2012, definió así su empresa: "Ha resultado estúpidamente duro". Sin embargo, le motivan los retos: "Esta temporada solicité al equipo realizar el mismo calendario. Y en 2014 quiero volver a correr las tres, a ver si logro algún récord. Creo que estoy loco".

Sobre su objetivo en la Vuelta no tiene dudas: "Acabar la prueba. No caerme, no sufrir ningún percance y llegar a Madrid. Sin Greipel ni un líder definido, puedo gozar de mayor libertad. Mis compañeros están igual de locos que yo y me apoyarán para que me vaya bien".

En el Giro de este 2013 Hansen logró su mejor victoria como profesional, una etapón bajo la lluvia, de media montaña, fugado en solitario camino de Pescara: "Me considero un corredor de equipo, un buen currante. No dispongo de muchas oportunidades para brillar, por eso aquel día fue tan emocionante". En el pasado Tour dejó una de las mejores imágenes, al subir por la curva de los holandeses de Alpe d'Huez con una cerveza en la mano: "Pero no bebo cerveza, no me gusta. Lo que sí me encanta es divertirme".

Hansen es uno de los ciclistas más activos en Twitter, donde cuelga todo tipo de comentarios graciosos y fotografías: "Resumo mi filosofía vital en que se debe disfrutar lo máximo de cada momento, en competición y fuera. No deseo ser como los demás o imitar lo que hacen". Por eso reside en la República Checa con su novia, un país poco habitual en este deporte por el frío clima: "Allí hay de todo, no necesito mucho para sentirme feliz". Un tipo humilde y peculiar el australiano.