Hoy se disputa la última jornada íntegramente gallega: la denominada Etapa del Fin del Mundo, con meta en el Faro de Finisterre. Aunque en la antigüedad se creyera que aquí terminaba la tierra, lo cierto es que no se trata del punto más occidental de la Europa continental: es el Cabo da Roca (Portugal).

Aparte de la espectacular llegada, en ligera pendiente, el pelotón deberá ascender 36 kilómetros antes el Mirador de Ézaro: dos km al 12,7%, con una rampa brutal del 30%. Un muro en cualquier acepción del término que partirá al grupo en pedazos. "Me hizo ilusión inaugurar el palmarés de la cuesta, e intentaré hacerlo bien de nuevo", confiesa Purito Rodríguez, vencedor el año pasado con el maillot de líder.

Por su parte, Valverde desea mantener sensaciones: "El objetivo es conservar la buena posición y que las piernas sigan en forma". Mientras, Nibali descubrirá la pared: "No la conozco. Aunque haya batalla, queda lejos de meta". Horner quiere conservar La Roja: "Este tipo de subidas me vienen bien". Diario AS inspeccionó la ascensión a Ézaro con un corredor gallego, Gustavo César Veloso (segundo en la reciente Vuelta a Portugal), antes de su estreno en 2012: "Es mucho más dura que Valdepeñas de Jaén". En esta edición están incluidas ambas rampas.