La Vuelta: de Galicia al cielo

Vuelta a España

La Vuelta: de Galicia al cielo

La Vuelta: de Galicia al cielo

Dani Sánchez

La Vuelta a España más trepidante arranca hoy desde una batea. Los favoritos de esta edición son Alejandro Valverde, Purito, Nibali, Mollema... y ojo con los colombianos.

Una vez la Vuelta a España dé hoy inicio desde el mar, sólo nos quedará ver a los ciclistas planear en paracaídas para aterrizar después en sus sillines como el Zorro en su caballo al saltar desde un granero. Hasta entonces (todo se andará), disfrutaremos de una Vuelta espléndida, como lo han sido las últimas ediciones. La fórmula es conocida y funciona: la carrera ha encontrado su lugar en el mundo a fuerza de incluir una sorpresa en cada pedazo del roscón.

Junto a la emoción, la Vuelta va camino de conseguir algo más complicado: que la gente (aficionados y paseantes) la identifique como algo propio. Lo que se observa desde Galicia resulta esperanzador. Se habla de la Vuelta en la calle y los balcones que la verán pasar se decoran con banderas, como si los pueblos estuvieran en fiestas, o fuera a cruzarlos Míster Marshall.

Así lucía ayer por la mañana Vilanova de Arousa (cuna de Valle-Inclán y Julio Camba, dos gallegazos), adornada por el buen tiempo y ultimando los detalles de la batea convertida en plataforma de lanzamiento. Perico Delgado, recién llegado de la Pedalada por el Recuerdo (130 km con final en Lobeira, terminó sexto), probó la superficie con su bici Macario, se hizo una foto junto a la Ría y acto seguido dio su consentimiento a Javier Guillén, sonriente pese a ser responsable de una joint venture que incluye a autoridades civiles, policiales, luna y mar.

Desde Vilanova partirá hoy la carrera, en dirección a la gloria, diríamos, aunque la rampa conduce ciertamente al Café Bar Reiz (magníficos calamares), primer obstáculo a sortear.

Luego, por la tarde, llegó la presentación oficial desde la paradisíaca (y jabonosa) Isla de La Toja. En el desfile de ciclistas participantes advertimos la verdadera naturaleza de esta carrera: no sobran las estrellas, pero las hay. Algunos equipos están poblados de corredores sin demasiado nombre, pero la historia nos dice que también ellos merecen respeto. No lo olvidemos: en la Vuelta se destaparon ciclistas como Hinault o Fignon, y últimamente Froome o Mollema, por citar pares a bote pronto.

De las figuras, lo mejor que se puede decir es que no vienen de relleno. Purito y Valverde tienen el firme propósito de ganar la carrera, al igual que Nibali (otro astro que se descubrió aquí). Kreuziger, Samuel o Mollema estarán entre los primeros puestos y de los colombianos Betancur, Urán o Henao sólo se puede decir una cosa: meten miedo.

Pasión. Lo demás es de sobra conocido: doce finales en alto. Una tortura para los velocistas (de ahí su ausencia), pero una bendición para los escaladores, los aficionados y los mejillones.

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