Contador se encerró en su casa junto a su gente más próxima

Ciclismo | Dopaje

Contador se encerró en su casa junto a su gente más próxima

Contador se encerró en su casa junto a su gente más próxima

javier gandul

Salió a las seis de la tarde en su coche y no realizó declaraciones

Frente a la casa de Alberto Contador se reunieron en torno a cuarenta periodistas, incluidas unas doce cámaras de televisión y dos representaciones extranjeras: France Press y La Gazzetta dello Sport. Todos apostados al estilo de los paparazzi de la prensa del corazón, disparando a todo lo que se movía.

Y se movía poco por las nuevas calles de la Tenería, barrio de ampliación de Pinto. Sobraban los dos policías que destacó el ayuntamiento, por si acaso. Y los otros dos que llegaron de ronda y pararon al ver tanta gente.

"¿Ya se sabe la sentencia de Contador?", preguntó un vecino del ciclista. "Le han castigado con dos años". "¡Que injusticia le han hecho al muchacho! Esperar tanto tiempo para esto. Y qué poco apoyo tiene. Si llega a ser un equipo de fútbol que baja a Segunda, la que se arma".

Un adosado con cuatro ventanas a la calle. Dos cerradas a cal y canto y otras dos a media asta. Y ninguna señal de movimiento. Pero Contador y su esposa, Macarena, estaban dentro. Se supo cuando entraron una mujer y, luego, un hombre, los dos jóvenes y desconocidos. Más tarde un repartidor de pizzas, y ya sobre las dos, salió Jesús Hernández, no sólo compañero en el Saxo Bank, sino amigo íntimo de Alberto. "Imagínate cómo está", dijo Jesús, que renunció de plano a hacer más declaraciones.

Sobre las seis de la tarde abandonó su casa Contador, en coche y con su esposa Macarena. Saludó a la Prensa, pero no hizo declaraciones. Pocos minutos antes se había marchado su gente más íntima: su hermano Fran, Jacinto Vidarte, su jefe de prensa, y Paco Salvatierra, su mejor amigo fuera del pelotón.

Todos estuvieron cerrados a cal y canto durante esas más de seis horas en las que los periodistas tuvieron que distraer la espera con los escasos vecinos que pasaban por la calle. La llegada de dos cicloturistas, uno de ellos con un maillot del Saxo Bank y el otro con el del Cervelo, supuso un revuelo en la aburrida espera. "No somos de su grupeta, aunque algunas veces nos cruzamos en la carretera. Es una injusticia. Si no han demostrado que era dopaje, ¿por qué le sancionan?".