"Pensó en dejarlo; fue duro verle sin salir de la cama"

La familia de Cobo estaba ayer emocionada, pero encajó el liderato con prudencia. La mayoría son o fueron deportistas y saben que el éxito va igual que viene. Por eso no cantan victoria. Su padre, Pepito, es un atleta reputado. La hermana, Raquel, aún mantiene récords sin batir en el tartán. Y el hermano, Javier, todavía recuerda por la central de Firestone en Burgos, donde ahora trabaja, que un día batió a Fran Ventoso. Todos vivieron la victoria del ciclista en la humilde casa familiar, situada en la calle San Miguel número 4, de Cabezón de la Sal (Cantabria). Y todos, salvo una, pudieron contener las lágrimas.

La madre, Maribel, no aguantó: "Hace un año Juanjo pensó en dejarlo todo y fue muy duro ver cómo se metió una semana en la cama y no quería salir. Las piernas le respondían pero la cabeza no. Fue su entrenador, Matxin, quien le convenció para volver".

Según cuentan en el barrio de La Pesa, el Bisonte se deprimió. En el bar Gades ésta es la teoría más extendida: "En Movistar no encontró su hueco". Juanjo estaba acostumbrado a ganar. De ahí que su garaje esté anegado de trofeos (1.300); desde el que logró con la primera bici (40.000 pesetas), hasta la Vuelta al País Vasco que le relanzó. "Con nueve años, Nani, fallecido hace un año, lo reclutó para el Mesón Paraíso (hoy Pindal Unquera) y desde entonces iba como una moto. Antes sólo subsistía. Ahora ya se ha comprado una casa cerca, pero esperemos que este tirón le posicione mejor", suplica la familia.

Son las 19:35 y su mejor fan, Jesús el de Carrejo, avisa emocionado: "¡Es él!". Juanjo llama a mamá, con AS como testigo, para contarle cómo se siente un líder de la Vuelta y para tranquilizarla. La peña a la que da nombre, presidida por Alfonso y animada por Capi, está a su lado en el Angliru para no dejarle caer más.