Lastras, siempre Lastras

Ciclismo | Vuelta a España. 3ª etapa

Lastras, siempre Lastras

Lastras, siempre Lastras

dani sánchez

El ciclista del Movistar ganó en Totana y es el nuevo maillot rojo

Con Pablo Lastras ocurre lo mismo que sucede con Flecha. O con Chozas, años atrás. Te gustaría ser ellos. Me explico: uno es modesto y no aspira a reencarnarse en Merckx o Indurain, ni siquiera en Cipollini o Pagnin. Sin embargo, la idea de ser un ganador solitario, estilizado y gourmet resulta enormemente atractiva. Hablo de esos corredores que habitan en la república independiente de su casa. Equipos de un solo hombre. Lastras pertenece a esa estirpe. Se entrena y sufre como el que más, esto no se pone en duda (repasen el parte de lesiones). La diferencia es que cuando él decide ganar, cuando lo decide firmemente, gana. Y entonces no importa el mundo, ni pesan los años (35), ni los rivales, ni el calor (36). Gana.

Y no sólo se llevó la etapa, tercera de la Vuelta. Pablo Lastras se enfundó también el jersey rojo de líder y, de paso, cuantos maillots había en juego: blanco de la combinada, lunares azules de la montaña y verde de los puntos. En cada cambio de vestuario siguió repartiendo dedicatorias. Ya lo había hecho al cruzar la meta: la medallita mordida, los índices al cielo, los tres dedos de las tres etapas en la Vuelta, los dos dedos de Giro y Tour, los golpes al corazón y un último bracear que pareció incluir a Totana y comarca. De niños, para acortar, gritábamos por mí y por todos mis compañeros, y por mí el primero. Pero Lastras optó por la versión extendida. Puesto a agradecer, hasta agradeció el trabajo de los periodistas, algo insólito y revolucionario.

Si rebobinamos un poco advertimos que su ataque fue quirúrgico. Lo lanzó a punto de coronar el Alto de la Santa, otra maravillosa y cruel ocurrencia de la pareja Olano-Guillén. Lastras sacó un puñado de segundos de ventaja y obligó al trío de perseguidores a colaborar en su caza. Y ya se sabe que en ciclismo dos son compañía y tres, una reunión JMJ. Chavanel, Irizar y Pydgornyy se acercaron hasta los diez segundos, pero acabaron por romper relaciones. No falla.

Entretanto, por detrás, olía a pólvora. El puerto era una emboscada y por allí se perdieron Menchov y Kashechkin (a 3:06), Sagan (7:28), Klöden (12:19) y Tony Martin (12:50). Lo más extraño es que también lo pasó mal Igor Antón, escalador refutado y favorito en las apuestas. Así se explica quizá la actividad del Liquigas y, especialmente, del Sky, Wiggins a la cabeza. Desde aquí, le damos la bienvenida. Pocas cosas inspiran tanto a la Armada Española como un británico en forma (ver Robert Millar o Phillipa York).

Criba.

Casi nadie esperaba una jornada tan intensa y sofocante, selectiva hasta el punto de dejar el pelotón principal en 44 ciclistas (Sastre incluido, no teman). Tampoco se descuelgan, de momento, Brajkovic o Van den Broeck. Todo eso nos augura para hoy una apasionante subida a Sierra Nevada, donde las bonificaciones (20, 12 y 8) serán un estímulo demasiado apetitoso como para entregarlo, galantemente, a la fuga del día.

Qué más se puede pedir. Acaba de arrancar la Vuelta y ya suenan los cañones, los gallos se pican y Lastras gana su etapa, 20º triunfo del Movistar, aquel Reynolds, otro buen lugar para reencarnarse.