Después de cuatro días de altísima montaña, en los que Alberto Contador dejó el Giro sentenciado, ayer tocó el turno de los valientes. Una jornada rompepiernas, ideal para meterse en una fuga numerosa y hacer camino con el beneplácito de los favoritos. La escapada que pilló Pablo Lastras, la que casi le conduce a su segunda victoria en la Corsa Rosa (ya ganó una etapa en 2001 y tiene la colección completa en las tres grandes vueltas).

No lo consiguió porque se la jugó con los dos peores rivales posibles, Diego Ulissi y Giovanni Visconti, ambos corredores rapidísimos. En el sprint final, Visconti, ultramotivado campeón de Italia, dorsal número 150 en honor a la Unificación, enfocó mal su excitación, se creyó cerrado por Ulissi y le metió un empujón que casi le manda al suelo. El jurado le relegó al tercer puesto porque se empeñó en meterse por donde no cabía, y declaró vencedor al joven Ulissi, 20 años y doble campeón del mundo júnior en 2006 y 2007. Lastras, que deseaba brindarle el triunfo a Xavier Tondo (por el que la organización volvió a guardar un minuto de silencio antes de la salida), pasó a ocupar la segunda plaza.

Visconti, siciliano de lengua afilada, no reparó en calificativos para definir a Ulissi tras cruzar la línea de meta: "Le considero un chulo, un caradura y un grosero". Ulissi, toscano, más educado, no entró al trapo: "Tomé la delantera hasta que Visconti sacó la mano y me impidió superarles legalmente". Lastras se comportó como un caballero: "No me perjudicaron en la llegada, me faltaron 40 metros".

El madrileño, un habitual en este tipo de aventuras, no encontró la recompensa por el excepcional Giro que se está marcando: en cabeza desde la primera semana, generoso en el esfuerzo a favor de su líder, David Arroyo, y muy atento a la lucha por la general de equipos en la que se encuentra inmerso el Movistar.