Mundial de fondo. Precisamente eso fue lo que le faltó a Óscar Freire: fondo. Y se le escapó la oportunidad histórica de ser el único en ganar cuatro maillots arcoíris. Llegó a la última recta para un sprint reducido (25 corredores), sin velocistas natos y con la meta en ligera pendiente. Las condiciones ideales. Pero llegó sin fuerzas para explotar su clásica velocidad punta.

Ganó Thor Hushovd, 32 años, ciclista de parecidas características a Freire. Es la primera vez que Noruega gana un Mundial. La plata fue para el danés Matti Breschel y el bronce para el australiano Allan Davis. Freire sólo fue sexto. Entraba en las posibilidades que le batiera Hushovd, pero no los otros cuatro que entraron por delante. Freire tiene ya 34 años. Es difícil que se le presente otra ocasión como esta.

La carrera tuvo una larga fuga protagonizada por el colombiano Tamayo, el irlandés Brammeier, el venezolano Jackson Rodríguez, el marroquí Jelammoury y el ucraniano Kvachuk, que llegaron a tener 23 minutos de ventaja.

Atrapados, Italia planteó una carrera sin cuartel, jugando las bazas de Pozzato, Nibali y Visconti. Le ayudaron los belgas y los australianos, especialmente Gilbert y Evans, respectivamente. El gran fallo de la Selección fue no meter a ninguno de sus puntales (Freire, Samuel o Luis León) en el corte que dejó a 35 hombres por delante a 80 km de meta.

Sin pinganillo.

Entre los españoles sólo entraron tres currantes: Barredo, Zubeldia y Plaza. El Mundial se corrió sin pinganillos y De Santos, el seleccionador, tardó dos vueltas en poder ordenarles que se descolgaran para ayudar a neutralizar ese corte. La Selección lo logró, pero acabó rota.

Aun así. Freire llegó donde todos queríamos. Pero ganó Hushovd quien, con sólo dos hombres más en su equipo, tuvo que adaptarse al capricho de las olas. La última onda le llevó a la orilla y no perdonó. Esto no quita mérito a este gran campeón, que empezó como esquiador de fondo y cogía la bici en verano como complemento en su preparación.