La Vuelta descansa con pocas dudas despejadas

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La Vuelta descansa con pocas dudas despejadas

Antón no esperaba conseguir tan pronto el sueño de ganar una etapa y vestirse de rojo y vive su "momento histórico" con modestia infinita.

El duelo entre Igor Antón y Joaquim "Purito" Rodrìguez por el maillot rojo, que ha conservado el ciclista vasco hasta el primer día de asueto de la Vuelta, ha mantenido vivo el interés de la carrera, que aún no ha despejado las grandes incógnitas, ya que los favoritos, a excepción del ruso Denis Menchov, siguen con aspiraciones en espera de la montaña.

Antón no esperaba conseguir tan pronto el sueño de ganar una etapa y vestirse de rojo y vive su "momento histórico" con modestia infinita. "Que me quiten lo ''bailao'', yo ya he cumplido", dice. Y ahora, sin la presión de tener que aportar una victoria al equipo, se enfrenta al segundo tercio de la Vuelta con etapas que le agradan, con montaña, el territorio de Fuji, el conquistador del muro de Valdepeñas.

Quien sí esperaba la prenda del líder era "Purito" Rodríguez. El catalán, con una temporada cargada tras el Tour, quiere aprovechar un momento dulce de forma para alcanzar sus metas. Ha buscado la prensa roja el de Parets de Vallés, pero Antón y alguna decisión arbitral que le negó un segundo, según se quejó en su momento, le han mantenido segundo en la generala unos cuantos días empatado con su rival del Euskaltel.

Esta pugna ha animado una Vuelta que empezó marcada por el calor y finales de etapa interesantes, esas "trampas" cercanas a meta. El paso por la sierra alicantina ha apretado la general con los inquilinos del podio en 2 segundos. El italiano Vincenzo Nibali (Liquigas) ocupa el tercer escalón, silencio, pero omnipresente en los momentos calientes de cada etapa. El "tiburón del estrecho" de Messina anda fácil y es el señalado como favorito número uno por sus propios rivales. Por unanimidad. También lo aseguran el propio Antón, Purito y Arroyo.

Tercero en el Giro de Italia y con un séptimo puesto en el Tour 2009, Nibali está oliendo su primera grande. Es su objetivo y se muestra discreto, silencioso, pero aparecerá para atacar en los puertos largos, los que le gustan, a diferencia de las cuestas cortas y explosivas, como las de Catí. Sus enemigos deberán soltarle en la montaña, comenta Mosquera, ya que la contrarreloj de 46 kilómetros en Peñafiel le puede venir como anillo al dedo.

La Vuelta entra en Cataluña con Xavier Tondo cuarto, en progresión y Rubén Plaza y Mosquera dentro del top ten, a poco más de un minuto, al acecho. De los cabeza de cartel en Sevilla se sabe que Frank Schleck viaja a 1.47 del líder, y que su hermano Andy se olvidó a las primeras de cambio de la general, con otro tipo de planes y perdido en la general a 37 minutos.

En el resto de ilustres Carlos Sastre recuperó sensaciones en Xorret, pero está a 2.11 de Antón, y David Arroyo, magullado por las caídas, a cuatro segundos más que el abulense. El único que se ha despeñado de manera inesperada era el señalado, por historial, el candidato número uno, el ruso Denis Menchov, a 3.29 del líder, distancia preocupante para el doble vencedor de la Vuelta y ''maglia'' rosa del Giro.

Con todo por decidir, la Vuelta afronta su paso por Cataluña con el trayecto entre Tarragona y Vilanova i la Geltrú, donde espera el martes el Alto del Rat Penat, colocado a 30 kilómetros de meta y con porcentajes del 2o por ciento. Más emoción para el final. Y enseguida el ascenso a Vallnord, en Andorra, donde los escaladores tendrán que empezar a ahorrar tiempo.

Serán los siguientes exámenes, pero el punto de mira se fija en las etapas asturianas, aún lejanas, con el Alto de Cotobello como una de las claves, al menos en opinión de Igor Antón. En esos territorios los gallo tendrán que pasar de las escaramuzas a las batallas.

Descanso en Tarragona y alrededores. Entrenamientos suaves, de dos a tres horas como máximo. Algunos curando heridas, los más reponiendo fuerzas, que ya van algo mermadas. La fiesta, de momento, en la casa naranja del Euskaltel, que custodia el maillot rojo, las esperanzas en la blanquiazul del Katusha con "Purito" ilusionado en un brillante año, y también en el recinto verde esperanza del Liquigas. El escualo Nibali tiene afilados los dientes. Huele la Vuelta.