Castigo al sol

Ciclismo | Vuelta 2010 | 2ª etapa

Castigo al sol

Castigo al sol

JESÚS RUBIO

Hutarovich ganó una etapa durísima por el calor y el trazado

Mediada la etapa, el aliento de la afición se repartía entre Ramírez Abeja y Johnnie Walker. El entusiasmo que despierta el primero tiene fácil explicación. También la alegría que desata el segundo. Mientras el ciclista del Cajasur merece el reconocimiento de los modestos que se rebelan, el corredor del Footon (natural de Sale, Australia) arrastra una condena que después del chiste inevitable reclama un poco de solidaridad. Llamarse Johnnie Walker (o Jack Daniels, Jim Beam o, peor aún, Mariquita Pérez) significa soportar bromas sinfín. La única solución es sobreponerse y aprovecharse del marketing ajeno para desarrollar el propio. Eso hace nuestro protagonista mientras crece, vertiginosamente, su club de fans.

Aunque ni Abeja ni Walker ganaron, los seguiremos de cerca. También en eso consiste el ciclismo. Además de la gloria deportiva existe un producto que vender, ya sea bancario o dedicado al bienestar personal (eso es Footon: sofisticados sistemas antiestrés, de las plantillas cibernéticas a las almohadas telemáticas). Desde ese punto de vista, nuestros héroes, a falta del beso de la azafata, merecen el casto abrazo del director.

La etapa, como sucederá en las que vienen, nos dejó la escaramuza de una escapada (Delage, Buffaz, Abeja y Walker, luego Marcos García) que, aunque carecía de futuro, sirvió para animar la carrera. Así, los fugados se merendaron media sierra de Ronda, no puntuable para el gran premio de la Montaña, pero computable para el diploma de bandolero. Durísimo examen, por cierto. Que le pregunten al francés Buffaz: se fracturó la clavícula en una caída y se vio obligado a abandonar la carrera.

Si la Vuelta empieza de este modo, con puya de calor y banderillas de montaña (casi 40 grados ayer), no es descabellado imaginar gloriosos desfallecimientos en las próximas fechas. Petacchi lo advirtió en la meta y él es testigo de las caras y los suspiros.

Atrapados.

El pelotón alcanzó a los escapados a 14 kilómetros de la llegada, en el descenso que conducía a Marbella. No hubo intriga porque la carretera, ancha y bien asfaltada, no lo permitía. Se confirma: existe una evidente contradicción entre la eficiencia del Ministerio de Obras Públicas y la épica del ciclismo.

En los últimos kilómetros se repitió la parafernalia de los desenlaces en grupo. Es decir: se implican más equipos que favoritos hay para ganar el sprint y el Rabobank nunca se implica.

Fue en el último instante cuando surgió la sorpresa. Cuando dábamos por ganador a Cavendish, flamante líder (aunque sufridor en la serranía), apareció un bielorruso de nombre Hutarovich (26 años, dos victorias en el pasado Tour del Mediterráneo).

Su alegría fue digna de quien acaba de abandonar el anonimato para convertirse en una estrella emergente con todo lo que ello implica: más autógrafos y mejores contratos. Tan exultante estaba el vencedor, que en el podio se dedicó a regar a las bellas con el cava oficial de la Vuelta, que también cumplió su función comercial, pues se declaró muy apto para el riego de azafatas.

Y hoy más. Y con trampa. Suerte que bajará el calor y no pasaremos de los 35 grados.