La Bola del Mundo es el desafío final de la Vuelta

Ciclismo | Vuelta a España

La Bola del Mundo es el desafío final de la Vuelta

La Bola del Mundo es el desafío final de la Vuelta

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"Sin duda, esta etapa decidirá la carrera", pronostica Olano.

La Vuelta a España concluirá con un reto de deporte extremo: la ascensión a la Bola del Mundo, la escalada hasta el punto más alto de Navacerrada (2.247 metros).

Con toda una temporada en las piernas y tras más de 3.000 kilómetros de las 19 anteriores etapas de la Vuelta, los corredores tendrán que subir el Alto de la Cruz Verde, el del León y, por dos veces, Navacerrada, la última con el suplemento de los 3 kilómetros de ascensión a la Bola del Mundo, con rampas de hasta el 22% y pendiente media del 12,5%. Y más aún, con un suelo de cemento, que agarra más las ruedas y hará más complicado superar las rampas. Es además la tercera cima más alta que se va a subir, después de los 2.520 metros de Sierra Nevada y los 2.407 de Envalira. La etapa recibirá el nombre de Siete Estrellas.

Decisiva.

"No me cabe duda de que ahí se va a decidir la Vuelta", pronostica Abraham Olano, director técnico de la carrera junto a Paco Giner. "Muscularmente los corredores llegarán muy cansados y es muy probable que haya desfallecimientos. Alguno puede perder la carrera".

El ex ciclista Eduardo Chozas, que ha subido muchas veces la Bola del Mundo, coincide con Olano que "en esas rampas no vale ir a rueda". "Cada uno tendrá que subir con sus propias fuerzas, empujar no sólo con las piernas, también con los brazos".

Chozas no ve peligro de pinchazos. "Es difícil cuando vas a doce por hora, incluso a diez en los tramos más duros. El peligro es que te pares. Si no te ayudan, no puedes volver a arrancar". El ex corredor madrileño ve también un problema si llueve. "Con agua los ciclistas tendrán que poner ruedas más anchas, como las que se usan en la París-Roubaix, o quitarles un poco de presión".

Chozas compara más este puerto al Plan de Corones del Giro de Italia, porque tampoco están asfaltados los últimos kilómetros, en este caso los cinco finales y son de tierra. Sin embargo, a Gómez Marchante (en la foto), que hizo una inspección para AS en octubre del año pasado, esos tres kilómetros finales de la Bola del Mundo le recordaban al Xorret del Catí, por la extrema dureza de las rampas. Será un gran desafío.