A Sylvain Chavanel se le consideró en sus inicios la gran promesa del ciclismo francés, un hombre llamado a conseguir grandes éxitos en el Tour. Pero nunca fue un corredor de tres semanas. Pese a su indudable calidad, y quizá debido a la carga de responsabilidad, no logró su primera victoria en la ronda gala hasta 2008. Con la que se apuntó ayer, en la Estación des Rousses, en esta edición ya ha conseguido el doble y ha recuperado el maillot amarillo de líder. Lo perdió en la desafortunada jornada del pavés, en la que pinchó dos veces. Lo vistió gracias a la espantá del pelotón camino de Spa. Ahora lo lucirá sin reservas, justa recompensa. Segundo terminó Rafa Valls, prometedor joven del Footon, y tercero Juanma Gárate, veterano ganador ganador de etapas en las tres grandes. Los tres arrancaron en la Croix de la Serra, la penúltima cima del día.

En la primera toma de contacto con la montaña, no hubo pelea entre los favoritos. Los tres puertos de segunda finales, enlazados sin respiro, no ofrecían la dureza suficiente para que se produjeran ataques o diferencias significativas. Sí vimos, en cambio, que lo pasó bastante mal Andreas Klöden, uno de los escuderos en los que confía Lance Arsmtrong para contrarrestar el punch de Contador y Andy Schleck. RadioShack no está transmitiendo buenas sensaciones en la primera semana de carrera. Mañana comprobaremos si Armstrong cuenta con un equipo tan potente como pintaba. Las ascensiones finales a Ramaz y Morzine (de primera ambos) colocarán a los aspirantes al podio de París en su sitio. Mañana comienza lo bueno de verdad.