¿Cómo se encuentra tras el inicio de la temporada?

He podido progresar y coger la forma óptima carrera tras carrera, haciendo los entrenamientos que había programado. Llego tranquilo y con los deberes hechos. El Giro es mi primer objetivo del año.

Este año defenderá el amarillo en el Tour, pero cambia el Giro por la Vuelta. ¿Por qué?

Porque el único podio que me falta en las grandes vueltas es el del Giro de Italia. Voy dispuesto a todo. Cuando lo he corrido ha sido para trabajar para otros, y este año tengo la ilusión de disputarlo para mí. Además, se celebra el centenario y a Cervelo le interesa esta efemérides.

¿Qué recuerda de sus otras participaciones?

En 1999, con 24 años, estaba en la ONCE y ayudé a Laurent Jalabert a acabar cuarto y a portar la maglia rosa. En 2002, ya con el CSC, trabajé para que Tyler Hamilton fuera segundo, y en 2006 para que ganara Ivan Basso.

¿Le gusta Italia?

El Giro es una prueba que se disputa de forma diferente a las demás por la peculiar manera de correr de los italianos, que son combativos y se la juegan en cualquier momento. El Giro es una carrera de supervivencia, así que en esta edición quería llegar en las mejores condiciones posibles a la salida, para luego no perder tiempo en la primera semana, con las etapas de los Dolomitas, que no resultan muy duras.

¿Qué le parece el recorrido de este año?

Me viene bien por los siete finales en alto y porque hay mucha montaña, desde la primera semana. Y, aunque exista una crono que no me favorece por ser tan larga, su dureza también se le puede atragantar a los contrarrelojistas puros.

¿A qué corredores considera favoritos para luchar por la general?

No me gusta hablar de favoritos o de determinados ciclistas antes de que se inicie la carrera. En este Giro hay un gran nivel de participantes, como Basso, Cunego, Leipheimer, Armstrong... pero hasta que no empecemos a dar pedales no sabremos cómo llega cada uno. Dejemos que sea la propia competición la que señale a los favoritos.