Querido enemigo

Ciclismo | Vuelta 2008

Querido enemigo

Querido enemigo

dani sánchez

Los Pirineos comienzan hoy con una etapa maratoniana: 223 kilómetros con final en alto. Será el momento para que los aspirantes muestren sus cartas. Contador, el principal favorito, debería controlar la carrera, pero se sucederán los ataques en busca de la etapa y la sorpresa.

La Vuelta a España comienza desde hoy la fase de la definición: de las quince etapas que restan, hay cuatro de alta montaña, otras cuatro de dificultad media y una cronoescalada. Habrá quien piense que podríamos haber prescindido elegantemente de la primera semana, pero esos kilómetros pesan y ordenan. En este caso nos han servido para conocer a los ciclistas de Andalucía Cajasur y encajar a los favoritos en el intervalo de un minuto y once segundos, que es el suspiro que se extiende entre Valverde y Sastre, con Contador entre ambos. Así parten camino de las montañas.

Aunque el trazado por recorrer está salpicado de trampas, probablemente no habrá etapas tan esclarecedoras como las que se afrontan entre hoy y mañana, en plenos Pirineos. Se trata de dos jornadas que deberían fijar, casi definitivamente, a los verdaderos aspirantes, quizá dos, tal vez tres y dudo que cuatro. Quedarán montañas y kilómetros por delante, incluido el temible Angliru, pero será tarde para quien pierda el tren este fin de semana.

Como suele suceder en las jornadas de descanso, las grandes estrellas se quitaron importancia, como si hubiera algo que disimular. Contador, principal favorito, dijo que su equipo correrá al contragolpe, sin especificar si responderían a las motos o al ataque de la caravana publicitaria.

Lo cierto es que no hay equipo más potente ni mejor ciclista que Contador, lo que le obliga a ejercer la jefatura sobre la carrera. Esa responsabilidad exige controlar las escapadas y marcar un ritmo de tambores en la subida final. Es decir, el estilo Armstrong.

Si Astaná se desentiende, o si pretende compartir trabajo con CSC y Caisse d'Epargne, abrirá las puertas por las que se colarán otros, en busca de la etapa y, quizá, de la sorpresa. Estoy pensando, concretamente, en el Euskaltel, un equipo que arropa a Igor Antón con ciclistas excelentes: Astarloza, Txurruka, Egoi, Landaluze...

Liberado.

Sastre también mira para otro lado. Ayer anunció su equipo para la próxima temporada y se liberó del rumor sobre su futuro. Si así se ha quitado un peso de encima, correrá más ligero. Lo que parece seguro es que si le acompaña la cabeza le acompañarán las piernas. Y las etapas que siguen, especialmente la de hoy (223 km), son perfectas para sus características de escalador largo y tenaz.

Valverde es otro mundo. Ayer volvió a desconfiar de sí mismo, de su resistencia en la última semana. Nos recordó que hay dos tipos de deportistas, de personas: los que ocultan sus debilidades y los que las exhiben. De manera que no hay que prestar mucha atención a los achaques de Valverde, o de Freire en el plano, porque su talento, al final, lo inunda todo.

Habrá otros protagonistas españoles. Se espera, por ejemplo, al gallego Ezequiel Mosquera, quinto el pasado año y esperanza del equipo Xacobeo, que ya se dejó ver en Toledo con David Herrero. Y junto a Valverde andará el madrileño Dani Moreno, 12º hace un año en las filas del Relax.

Entre los extranjeros, poco pero exquisito: el holandés Robert Gesink, 22 años, del que aguardamos (soñamos) una irrupción como la que tuvo Fignon en 1983, a la misma edad, justo antes de ganar su primer Tour.

Nos gustaría que en los días de descanso los ciclistas se retaran como los luchadores del pressing catch, pero no es posible. Nuestros corredores son amigos y ejercen. Hay que esperar que algo grande se interponga entre ellos. Una cruel montaña podría valer.