El italiano Riccardo Riccó, controlado positivo en el pasado Tour de Francia, confesó ayer en Roma que tomó EPO de tercera generación (denominada CERA), durante el interrogatorio de una hora al que fue sometido por la Fiscalía del Comité Olímpico Italiano (CONI), que preside Ettore Torri. El ciclista de 24 años aprovechó también para exculpar a su equipo: el español Saunier Duval (ahora Scott-American Beef, tras la retirada del patrocinador principal por el escándalo del Tour).

"Confieso mi responsabilidad, el error ha sido mío y sólo mío. Por eso renuncié al contraanálisis. Ahora pienso en el personal de mi equipo y en mis compañeros, que pueden perder su trabajo por mi culpa", manifestó Riccó en la conferencia de prensa posterior.

"No en el Giro".

El italiano explicó qué le empujó a tomar EPO: "Tras el Giro me encontraba estancado mental y físicamente, y tomé esta sustancia. He cometido un error de juventud. Me mediqué el miércoles antes de partir a Francia... Pero no puedo decir más, porque hay un procedimiento abierto". Presumiblemente, el ciclista reveló más datos al fiscal sobre quiénes le suministraron ese producto, pero la información está bajo secreto de sumario. Su confesión le supondrá una suspensión deportiva de dos años, pero aliviará las posibles consecuencias penales.

Riccó añadió que sólo se dopó para disputar el Tour y que antes corrió "limpio" el último Giro, que acabó segundo tras Alberto Contador. Y también pidió disculpas a sus seguidores: "Soy un modelo equivocado".

Pese a su confesión de culpabilidad, Riccó puso en duda el sistema antidopaje francés: "En el Tour pasé muchos controles. Sólo dos resultaron positivos, pero tenían que haber salido todos. El método no es bueno al cien por cien, porque este producto dura un mes".

El CONI continuará hoy la investigación con un interrogatorio a Leonardo Piepoli, compañero de habitación de Riccó durante el Tour, que fue expulsado del Saunier Duval por sospechas de que también se hubiera dopado.