Saint Etienne, tierra de mártir

Ciclismo | La ruta del Tour

Saint Etienne, tierra de mártir

Saint Etienne es una ciudad muy relacionada con la Iglesia en la Edad Media. Tierra de San Esteban, el primer mártir del cristianismo.

No fue por casualidad, ni por razones políticas, que desde la Edad Media el Papado considerase a Francia como la hija primogénita de la Iglesia. Ni siquiera entre Italia y España suman tantas poblaciones bautizadas con nombres del santoral cristiano.

La población galorromana de Furania aparece en los escritos en latín de la Edad Media rebautizada como Sancti Stephan de Furano. Durante la Revolución Francesa fue llamada Armeville por ser importante productora de armas. Después retomaría su nombre francés de Saint Etienne que la laicidad del estado francés ha conservado.

San Esteban fue el primer mártir del cristianismo. Nombrado por San Pedro uno de los siete primeros diáconos de la naciente Iglesia de Jerusalén, fue lapidado por los Fariseos del Sanedrín apenas cinco años después de la crucifixión de Cristo, al ser acusado de blasfemo por los rabinos de la ley mosaica. Cuenta la tradición que Saulo, San Pablo antes de su conversión, fue quien cuidaba los ropajes de quienes se habían despojado de los mismos para lanzar las piedras con mayor facilidad.

Durante el siglo XIX Saint Etienne se convirtió en un importante centro metalúrgico y en 1823 fue punto de partida de la construcción de la primera línea de ferrocarril inaugurada en la Europa continental el 30 de junio de 1827.

Natural de Saint Etienne fue Roger Riviere, que pudo haber sido el gran rival de Jacques Anquetil en la década de los años sesenta. Excepcional rodador, récordman de la hora en 1958 (el primero en rebasar los 47 kilómetros), sufrió una brutal caída en el descenso del Col de Perjuret durante la 14ª etapa del Tour de 1960. Los efectos fueron gravísimos pues se fracturó la columna vertebral. Tuvo que abandonar el ciclismo y las secuelas las padeció hasta su fallecimiento cuando cumplía 40 años.