Joseph Blatter, el final de la escapada

El Comité de Ética de la FIFA, traspasado por un repentino rayo de Luz y de Justicia, solicita para Blatter (vía filtración a la BBC) una suspensión de tres meses por administración desleal y apropiación indebida. Consecuencia directa del conocimiento público de dos fastrupias, dos entre tantas: el trabajo, sabrosa aunque tardíamente remunerado a Platini (casi dos millones de euros, no se sabe por qué), y la venta de los derechos para el Caribe de los mundiales de Sudáfrica y Brasil a Jack Warner, que los revendió con el beneficio que sale de restar los 600.000 dólares que pagó de los 20 millones que cobró.

Estas cosas no son nuevas en la FIFA ni, si me permiten, difieren mucho de la forma en que funciona el mundo en altas esferas. Basta mirar dentro a España para comprobar cómo tantos desaprensivos han extraído fortunas de ámbitos comparativamente modestos frente al muy universal de la FIFA. Pero en la FIFA se acabó la impunidad en el momento en que Estados Unidos reparó en que Putin, que pretende reorganizar el mundo a su gusto, se había hecho con un Mundial. Entonces capturaron al americano de la ‘banda FIFA’, Chuck Blazer, le hicieron cantar a cambio de benevolencia, y se acabó la juerga.

Blatter ha tratado de sobrevivir. Resistió a las detenciones el día de su reelección, incluso a una amenaza de bomba en el hotel. Pero el ataque es imponente. Participaron los máximos mandatarios occidentales (Obama, Merkel, Cameron, Hollande...) y se han sumado ya los grandes patrocinadores (Coca-Cola, Budweiser, Visa y McDonalds) que han descubierto ‘de golpe’ el choriceo. A Blatter le quedan Gazprom (rusa) y Adidas, tan ligada a la FIFA de tanto tiempo ha. Pero ya se le vuelve en contra hasta el Comité de Ética (¡?). La FIFA es un hormiguero pisoteado. Blatter ha llegado al final de la escapada.