AS COLOR Nº247

Everesting Challenge: el nuevo reto 'viral' entre cicloturistas

El Everesting Challenge está causando furor entre los ciclistas aficionados. El reto sencillo: acumular en una salida los 8.848 metros del Everest subiendo la misma rampa o puerto.

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Luis Ángel Maté durante la etapa número 14 de la Vuelta a España 2016.
JESUS RUBIO

Las redes sociales han conseguido que cualquier reto entre amigos se convierta en un fenómeno de masas. Todos hemos sucumbido alguna vez a algún vídeo o imagen viral y también a algún desafío. El deporte no ha sido menos. Tras los muchos ‘Ice Bucket Challenge’ o ‘Mannequin Challenge’ de los deportistas, la última moda ha llegado al ciclismo. Eso sí, al aficionado.

Como la cosa va de retos, este se llama ‘Everesting Challenge’ y su mecánica es muy sencilla. A través de la aplicación ‘Strava’ los cicloturistas miden el desnivel acumulado de una de sus rutas. El objetivo: superar los 8.848 metros del Everest. Para ello, los aficionados al pedal tienen varios requisitos. Deben elegir una subida, ya sea un puerto de categoría especial o una rampa de 200 metros. Una vez decidido su objetivo, subirán y bajarán (siempre por la misma vertiente) el tramo elegido tantas veces sea necesario para cubrir ese desnivel.

Por tanto, para poder superar este reto se debe estar preparado en cuanto al físico y a la logística, ya que un Everesting Challenge suele durar por encima de las 12 horas. Para tal contienda, los cicloturistas suelen tomar dos estrategias. Una con puertos largos a los que dar menos vueltas, y otra con muros cortos, pero de gran desnivel. Por ejemplo, para hacerlo en la mítica ascensión del Tourmalet (23 kilómetros, con rampas máximas del 13%, pendiente media de 6,3% y 1455 metros de desnivel) deberían realizarlo seis veces completas y otra a la mitad, sumando así cerca de 240 kilómetros.

Por el contrario, si la elección es un recorrido corto, por ejemplo, uno de los muros que ha hecho famoso la Vuelta a España, el Muro de Aia, en el País Vasco, los desafiantes recorrerían un circuito de 4,45 kilómetros. Esa subida con rampas de más del 20% (pendiente media de 7,6%) y un desnivel acumulado de 316 metros deberían realizarla en un total de 44 ocasiones.

El pelotón del Tour de Francia 2016 completando la etapa entre Pau y Bagneres-de-Luchonn.

Muchos ‘Youtubers’ ya han inundado la red social de vídeos más famosa de esta clase de retos, otros muchos han copado los grandes desniveles de nuestro país, sin compartirlo en vídeo. El hecho es que el Everesting Challenge ya se ha convertido en un reto de masas, pero pocos han caído en la gran complicación que desentraña. De hecho, un desnivel acumulado de ese estilo no se recuerda en las grandes vueltas ciclistas dentro del campo profesional.

Por ejemplo, en la pasada edición del Tour de Francia, las etapas con mayor desnivel acumulado fueron la 8.ª y la 9.ª. La octava entre Pau y Bagneres de Luchon contó con 4.500 metros de desnivel, la novena entre Vielha Val d’Aran y Andorra Arcalís con 4.700 metros. Es decir, el Everesting Challenge hace al retador recorrer casi el doble del desnivel de una de las etapas reina de la mejor vuelta por etapas del mundo. De hecho, una de las jornadas más difíciles en la historia del ciclismo moderno se dio el 18 de julio de 1992, en la etapa número 13 del Tour de Francia. Ese día los ciclistas recorrieron el trayecto entre Saint-Gervais y Sestriere, más de ocho horas sobre el sillín para circular durante 254,5 kilómetros con cerca de 6.500 metros de desnivel acumulado.

Una de las etapas que han pasado a los libros de historia del ciclismo como las más exigentes de la modernidad se queda a más de 2.000 metros de desnivel del Everesting Challenge. Una brutalitad a la que ahora muchos cicloturistas se están enfrentando. Suerte.

Miguel Induráin durante un acto promocional de La Vuelta a España 2017.