GIRO DE ITALIA

Zakarin: "No será una sorpresa si al final subo al podio"

El líder ruso del Katusha, que marcha quinto en la general a 4:50 de Kruijswijk, habló con AS y asegura que está satisfecho con su Giro.

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Zakarin: "No será una sorpresa si al final subo al podio"
JESÚS RUBIO DIARIO AS

No resulta fácil entrevistar a Ilnur Zakarin. “Habla poco, habla en ruso... y no le motivan mucho los periodistas”, confiesa Vitalii Abramov, el jefe de prensa del Katusha. Amablemente, Vitalii tradujo del ruso al inglés para AS. Su corredor, de 26 años y nacido en Naberezhnye Chelny (Tartaristán), marcha quinto del Giro tras fugarse con Valverde y Kruijswijk camino de Andalo: “Me encuentro en un buen momento de forma. Permanecí siempre atento y saqué tiempo a mis rivales hasta la contrarreloj. Me siento satisfecho, salvo por las caídas de Chianti”.

Zakarin debutó en una grande en la Corsa Rosa de 2015. Ganó la jornada de Imola y acabó 44º en la general: “Aprendí, cogí experiencia y conseguí una bella victoria”. En 2016 la afronta de distinta manera: “Lidero al Katusha por primera vez. No me presiona, me enorgullece. Deseo saber hasta dónde puedo llegar”. ¿Y qué posición pretende lograr? “Quizá un top-cinco. Si alcanzo el podio no lo catalogaría como una sorpresa. He trabajado duro”. La cita “Now or never”, “Ahora o nunca”, adorna su brazo derecho: “Se aproxima a mi filosofía”. También es creyente: “Musulmán no practicante”.

En 2009 dio positivo con un anabolizante, y la Federación de Rusia le castigó con dos años sin competir: “Lo considero un error estúpido del pasado, me gusta mirar al futuro”. Regresó en 2012 con el Itera, disputó dos temporadas con el RusVelo y en 2015 firmó con el Katusha. En categorías inferiores brilló como contrarrelojista (en 2007 se llevó el oro europeo júnior de la disciplina), pero no lo considera su punto fuerte: “Me veo como un ciclista muy completo. En 2015 mejoré en la montaña. Me definiría como un hombre para las carreras por etapas”.

Vencedor en 2015 en el Tour de Romandía, atribuye su rendimiento a su mujer, Viktoria, dietista de profesión, con la que reside en Limasol (Chipre, donde se entrena): “Me ayudó a perder unos diez kilos en dos campañas (mide 1,89 y pesa 66 kilos)”. Desde que comenzó a montar en bici en la escuela, junto a sus amigos, hasta convertirse en candidato al cajón del Giro, ha otorgado una relevancia fundamental a la familia: “Aunque me encantan el hockey hielo y el Rubin Kazán de fútbol, los míos conforman mi núcleo vital. Además, espero un bebé (Cristina)”.