Rosa gana en Arrate y golpe de efecto de Contador y Henao

El italiano Diego Rosa conquistó el corazón del ciclismo mundial. Queda para la historia su imagen frenando en seco en la meta de Arrate, sabedor de que nadie le pisaba los talones, bajándose de la ‘burra’, agarrándola con todo el cariño del mundo como alguien acarrea a un ser querido y elevándola al cielo de meditación del santuario vasco. Su gesto, inhabitual en ciclismo profesional se remonta a sus orígenes en el mountain bike. Era el colofón a una emocionante cabalgada en solitario de un ciclista anónimo, un currela del pelotón al que sólo se le reconoce por el triunfo el año pasado en la Milán-Turín. Lo único reseñable a partir de ahí es el triunfo es la ayuda que prestó a Fabio Aru en 2015 para ganar la Vuelta. La etapa reina tuvo mucha miga por detrás, ya que Contador, dando juego como siempre por eso apasiona tanto, movió el arbolito por detrás y puso en evidencia a Nairo y Landa. Sólo Henao, el nuevo líder, le resistió y de cara a la decisiva contrarreloj de mañana el madrileño es favorito para la txapela, ya que está a seis segundos del maillot amarillo y distancia en ese mismo tiempo a Purito, y 25 a Samuel y 32 a Quintana.

El italiano tenía un minuto de ventaja en el kilómetro 92 y lo fue incrementando hasta los seis. Llegó la inédita subida a Ixua, por la parte del polígono industrial de Matsaria, un camino de 3,6 kilómetros sin asfaltar en muchas zonas, de carretera muy estrecha, con pendientes muy pronunciadas. El corredor del Astana aguantó bien y en el pelotón seguía manteniendo el orden Sky; éste empezó a coger corredores disgregados por delante. Entre ellos, David López: reaparecía tras una fractura de clavícula que parecía haber arruinado la temporada, iba en la escapada y se dejó caer para trabajar en cabeza del grupo principal. Después fue Purito el que marcó el ritmo, con Contador a rueda. El líder Kelderman, muy sólido durante toda la semana en toda la carrera dio, señales de debilidad y perdió unos metros antes de coronar.

En la cima de Ixua, Rosa mantenía cuatro minutos sobre el grupo de los favoritos. Le quedaba un serial, pero en sus ojos se dibujaba la ilusión por alcanzar algo grande. Tras el descenso, hubo un movimiento en el pequeño grupo principal de atrás. Primero se fue David López, y después Mikel Landa se puso a su rueda, junto a Clarke (Cannondale). Cogieron a Carlos Verona, que iba por delante y pusieron tensión atrás. Por delante estaban Armee y Monfort (Lotto-Soudal), que no conseguían reducir ventaja con Rosa, y por detrás Landa y David López lograban medio minuto de ventaja en la cima de San Miguel, a 20 de meta, con Visconti trabajando para un Quintana que no parecía ir bien.

Usartza dictaría sentencia, aunque ya se sabe que después de coronar, camino del santuario, se llanea y permite reagruparse a la gente si no hay mucha diferencia. Cuando llegaron a las primeras estribaciones del último puerto del día, Rosa mantenía 5:30 (a siete kilómetros) sobre el grupo de Landa y este 15 segundos más sobre el minipelotón de los otros favoritos. Atrás empezó a tirar Brambilla y no se entendía muy bien, porque el Etixx-Quick Step no tenía intereses por pulir en cabeza. Contador agradecía el gesto. El pinteño adelantó a Landa y sólo le resistió Henao. Ambos hicieron camino como buena sociedad. Cuando Rosa terminó la subida, Contador y Henao pasaban por la pancarta de cuatro kilómetros a meta con 12 segundos sobre Purito y Pinot y 33 sobre un líder. Kelderman había reventadoy poco más se supo de Landa, al que esta vez sí le pesó los pocos días de competición. Purito y Pinot estuvieron a punto de cazar a los que desde ya son máximos candidatos al triunfo. Quintana cedió unos segundos preciosos.