La explosiva llegada a Quriyat, 2,8 km al 6,5%, prometía ser un test para los nombres importantes que se encuentran en el Tour de Omán y cumplió la expectativas. En las primeras rampas, el pelotón saltó en pedazos llegando un reducido grupo donde sí pudo aguantar Edvald Boasson Hagen, el hombre rápido del Dimension Data, que aprovechó su punta de velocidad para apuntarse la victoria y, de paso, tomar el liderato de la carrera. Segundo triunfo del noruego esta temporada (ganó la crono de Qatar) después de que en 2015 le costara abrir la lata: “El año pasado acabé fuerte la temporada y en el comienzo de esta me estoy sintiendo bien. Siempre te refuerza comenzar el año con victorias”.

Segundo fue un Nibali al que se le está viendo fino en Omán, llegando en el grupo de los más fuertes las dos primeras jornadas. Incluso intentó pelear la victoria, pero no logró sorprender a Hagen. Como él mismo reconoció en la meta, lo tenía muy complicado ante el noruego: “Su aceleración está fuera de mi alcance. Cuando lo vi arrancar me di cuenta de que no tenía nada que hacer. Él está bien, muy rápido… y yo soy un escalador”.

Ambos ahora son primero y segundo de la general tras una jornada donde lo más interesante quedó para esos últimos kilómetros. Van Avermaet, que acabó tercero, Pozzovivo, Bardet o Rui Costa también llegaron en el primer grupo junto a un Rebellin que a sus 44 años sigue logrando buenos puestos ante corredores importantes. De hecho, su equipo, el CCC, trabajó para echar abajo la fuga del día, donde Kamp, Asselman y Perichon fueron los que más aguantaron. El día fue menos propicio para Dan Martin, que tras descolgarse pudo recuperar terreno, y Porte, que por segundo día se quedó muy pronto.