CHALLENGE DE MALLORCA

Exhibición de Fabian Cancellara en el Trofeo Sierra Tramuntana

El suizo del Trek fue el más fuerte de una fuga de 30 corredores y se llevó en solitario la jornada más dura de la Challenge de Mallorca de 2016.

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Exhibición de Fabian Cancellara en el Trofeo Sierra Tramuntana
Challenge de Mallorca

Fabian Cancellara está en su última temporada en el pelotón, pero eso no significa que Espartaco aún no tenga guardada alguna exhibición en la manga. Y este sábado fue el público que se desplazó a Deià el que tuvo la suerte de vivir la penúltima del suizo, que ganó en solitario el Trofeo de la Sierra Tramuntana, el más duro de la Challenge de Mallorca. Lo hizo metiéndose en la fuga del día y demostrando ser el más fuerte para irse en solitario. Por detrás, el Sky y el Movistar tiraron para cazarlo. Fue imposible.

Clasificación

1º Fabian Cancellara (Sui/Trek) 3h 41:48

2º Michal Kwiatkowski (Pol/Sky) a 17

3º Tiesj Benoot (Bél/Lotto) m.t.

4º Gianluca Brambilla (Ita/Etixx) m.t.

5º Alejandro Valverde (Movistar) m.t.

La carrera, que arrancaba con la subida al Coll de Soller (2ª), el primero de los seis puertos del día, pronto se rompió. Por delante, grupo de unos 30 corredores con varios nombres a destacar como Dayer Quintana e Ion Izagirre (Movistar), Beñat Intxausti y David López (Sky), De Clerq (Lotto), Teklehamainot (Dimension Data)… y también el suizo. El pelotón, donde marchaban los dos grandes favoritos, Valverde (Movistar) y Kwiatkowski (Sky), no se conformaba. De hecho, al equipo español y británico se les podía ver al frente del pelotón, a pesar de llevar gente en la fuga.

Y es que por delante ya se había desatado la batalla. De Clerq o Izagirre intentaban saltar viendo que el grupo se les echaba encima. Pero fue Cancellara el que aprovechó su potencia para irse en solitario en la bajada al Puigmajor y encarar el último puerto, Bleda, por delante. En pocos kilómetros su ventaja rozaba el minuto. Su pedaleo y el recorrido sinuoso harían el resto para que nadie alcanzara ya al suizo y pudiera alzar los brazos ante una afición que, en poco menos de un año, le empezará a echar mucho de menos.