DESCENSO. OPEN DE ESPAÑA

Mireia Boscà: "Cuando me subo a la bici me olvido del mundo"

La campeona del Open de España estará el domingo en el Descenso Morata de Tajuña. Tiene 35 años, 15 practicando Descenso. Reconoce que todavía hay muy pocas chicas.

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Mireia Boscà: "Cuando me subo
a la bici me olvido del mundo"
Antonio Obregón

Mireia Boscà (Sabadell, 1979) es una de las apenas diez mujeres que competirán este domingo en el IV Descenso de Morata de Tajuña-Lambea, segunda prueba puntuable del Open de España de Descenso MTB. Mireia llega a la cita madrileña como la vigente campeona del Open de España y con el deseo de repetir la victoria del año pasado en la prueba: "El circuito es bastante plano y no hay mucha bajada, pero es muy divertido, está muy bien organizado y hay muy buen ambiente". 

Junto a Mireia Boscà estarán también, entre la participación femenina destacada, Blanca Julia Barthe, vigente campeona de España y compañera suya en el equipo Santa Cruz, y Eva Castro, una veterana en este deporte. Contrastando con la escasa decena de chicas habrá más de 200 participantes masculinos. "La educación y la discriminación entre niñas y niños está detrás de esta inferioridad numérica. Ahora cada vez menos, pero entre las chicas de mi generación se nos ha educado para tener más cuidado y los chicos, sin embargo, son más brutos y más decididos a la hora de afrontar un obstáculo. Y eso marca. Al principio estuve dos años corriendo sola, sin ninguna rival femenina, así que me comparaba con los hombres de una categoría equiparable a mi nivel para tener una referencia y poder exigirme". 

El Descenso es un deporte caro (la bicicleta puede costar entre los 2.500 euros, si es de segunda mano,  y los 9.000 euros), totalmente amateur y exige multitud de sacrificios. Mireia empezó de casualidad, motivada por su novio. Cansada de acompañarle a las pruebas un buen día cogió la bicicleta, la probó, le gustó y empezó a competir. Ahora asegura que no cambiaría este deporte por nada: "Engancha. Lo que más me gusta es que una vez que me subo a la bicicleta me olvido del mundo. Hasta que no llego a la meta tengo la mente en blanco. Para mí la bicicleta es algo así como hacer meditación. Lo que se siente durante la prueba compensa muchas cosas". Aunque avisa: "Reconozco que para la mujer el descenso es un deporte crítico en cuanto al riesgo porque se necesita mucha técnica".

La actual campeona del Open de España reconoce que, pese a estar en la élite, el camino no ha sido fácil y, por supuesto, nunca ha vivido del deporte. "Ganarse la vida en el Descenso en España siendo mujer es imposible y los mejores hombres, incluso, lo tienen muy difícil. Yo tengo la suerte de que no me falta bicicleta, ya que desde hace 12 años me la proporciona mi equipo, Santa Cruz. Los viajes, sin embargo, me los pago yo, así que lo más lejos que me he ido a competir en la Copa del Mundo ha sido a Escocia y me llevó la federación catalana. Nunca he vivido de esto. Soy Comunity Manager en una empresa de motor y durante años estuve entrenando cuando acababa de trabajar, desde las 10 hasta la medianoche. Ahora, por lo menos, entreno a media tarde, con la luz del sol". 

Este domingo será una de las alrededor de diez chicas que ofrecerán espectáculo sobre las dos ruedas, en un deporte que requiere mucho valor tanto dentro como fuera del circuito, aunque olvidarse del mundo durante unas horas la verdad es que no tiene precio.