Entrevista con AS

Contador: “Siempre intento hacer que el ciclismo sea divertido”

Alberto Contador estrenó temporada en la Vuelta a Andalucía con una victoria en las Hazas Llanas. El líder del Tinkoff ha puesto fecha para su retirada en 2016.E3 Harelbeke: Mikel Landa se prueba en el pavés

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Acaba de estrenar la temporada con un triunfo de etapa en Hazas Llanas y con la segunda plaza del podio en la Vuelta a Andalucía tras Chris Froome. ¿Qué balance hace?

—Terminé contento. No esperaba tener una condición tan óptima y por muy poco no he ganado la general. Froome llegó bastante fuerte. Haber estado cerca de él es una buena señal de que el cuerpo funciona y de que la preparación para el Giro va perfecta.

—¿Le ha sorprendido el revuelo que se ha montado después de ponerle fecha a su retirada: 2016?

—Sí. Hubo más revuelo del que me imaginaba, porque además no fue un anuncio previsto. Surgió cuando estábamos en una pequeña rueda de prensa (se refiere a la presentación de los equipos de su fundación, el lunes 16, en Madrid). Al final esto es así: vas cumpliendo años y, aunque es verdad que físicamente me encuentro muy bien, en el ciclismo hay que darlo todo. De todas maneras es increíble cómo ahora todo el mundo me dice: ‘No te retires, no retires…’.

—Es una reacción lógica a su anuncio…

—Ya, pero quedan todavía dos años y muchísimos días de competición por delante.

—Quizá se ha montado el revuelo porque la afición le va a echar mucho de menos.

—(Se ríe). Me va poner rojo y todo. Estoy superagradecido, porque allá donde voy la gente me apoya de una manera increíble. En Andalucía ha sido algo fuera de lo normal. Son gestos que te hacen replantear las cosas. De hecho, si me hubiera preguntado hace unos años, no sé si le hubiera respondido, pero de haberlo hecho entonces le habría dicho que en 2015. Ese era mi pensamiento. O sea, que ahora voy a estar un año más. Y eso es gracias al cariño de la gente.

—¿Y por qué una retirada antes de los 35 años? ¿Nota en su proceso vital que necesita ya algo más que el ciclismo? ¿Quizá formar una familia?

—Evidentemente, eso también entra en los planes. Soy una persona a la que le gusta siempre aprovechar mucho el tiempo. Considero que con el ciclismo lo aprovecho y disfruto con ello: si estoy tres semanas en un hotel rodeado de piedras, porque es un volcán (se refiere a Tenerife), pues las disfruto. En televisión lo que se ve es que subes un puerto delante, pero hay muchísimo trabajo atrás, más de doscientos días entre concentraciones, reconocimientos de etapas, las carreras… Al final mi vida es por y para la bici. Soy relativamente joven, pero con ésta ya son trece las temporadas que llevo de profesional, con responsabilidad desde el primer año, y eso desgasta. Aunque tampoco quiero pensarlo mucho, prefiero centrarme en el presente.

—Le preguntaba por su futuro familiar porque he oído a compañeros ciclistas que cuando tienen un hijo ya miran de otra manera los descensos, se le hacen más largas las carreras…

—No sé hasta qué punto podría influirme, pero, independientemente de seguir o no, ese plan siempre está ahí. Sí es verdad que para que un ciclista pueda dar el cien por cien, es bastante complicado cuando tiene una familia. Porque se pone enfermo el niño, porque llegas de estar un mes fuera de casa y llora, porque quieres llevarle al cole y descansas menos… Al final son muchos factores.

—¿A qué le gustaría dedicarse cuando se baje? ¿Seguirá vinculado al ciclismo a través de la Fundación?

—La Fundación me ilusiona mucho. El proyecto es sólido y creo que va a ser algo grande para el ciclismo español, que necesita proyectos como éste. Sí me gustaría estar relacionado de alguna manera, pero no soy una persona que…

—Que vayamos a ver detrás de un volante…

—No, ahí no me veo… Quizá algún día esporádico. Pero quiero también disfrutar de mi gente y aprovechar cada momento. Desde que en 2004 sufrí la enfermedad, el derrame cerebral, vivo cada día como si fuera el último. Soy muy profesional, sé lo que hago. Doy el cien por cien, pero hay mil cosas sencillas que no puedo hacer.

—Quizá una razón por la que espanta su retirada a la afición es porque asoma en el horizonte una travesía por el desierto del ciclismo español. ¿Cómo ve su sucesión?

—Es verdad que no se ve a un claro corredor joven español que pueda marcar tanto como el nivel actual. Hay ciclistas que vienen pegando fuerte, mejorando, varios en el Movistar… Aunque llegar a este nivel de ahora es complicado y vamos a necesitar tiempo.

—¿Algún nombre para disputar las grandes?

—Ahora no podría decir de cara a las grandes, porque no hay ninguno que haya estado ahí… En la Fundación tenemos corredores que en los test dan condiciones muy buenas, pero luego, cuando pasen a profesionales, se tiene que ver. Confío que antes o después haya otra vez ciclistas que nos peguen a la televisión.

—¿Por qué le da a sus rivales del Tour la ventaja de correr antes el Giro?

—Me lo pregunta y se me ilumina la cara. Para mí es una motivación extra, algo completamente distinto, un reto. Sé que ganar el Tour es dificilísimo y probablemente no lo gane, haga el Giro o no lo haga. Pero si en un momento dado ganara el Tour, mi carrera no iba a ser recordada por ganar un Tour más. En cambio, si consiguiera el Giro y el Tour el mismo año sería algo diferente: se recordaría más. Luego hay otra cosa: yo disfruto con mi trabajo, pero también me gusta que la gente disfrute cuando presencia una carrera. Y voy a hacer todo lo posible para que sea una carrera bonita.

—Esa es una duda que se genera, que quizá corra el Giro guardándose para el Tour.

—Se dice que si Alberto va a ir a un ochenta por ciento al Giro, que si va a ir cogiendo poco a poco la forma… Pero a una gran vuelta tienes que llegar lo más preparado posible para tener opciones de ganarla. Luego, cuando estás allí, ya se ve… Pero yo tengo una forma de correr en la que me cuesta frenarme y no me veo con la calculadora pensando en el Tour.

—¿Qué rivales asoman para el Giro?

—Están Rigoberto Urán, Fabio Aru, que en mi opinión va a marcar unos años en las grandes vueltas… Y también un excompañero mío, Richie Porte, que tiene una crono muy larga que le va perfecta.

—Es una gran noticia que el Giro se televise por RTVE.

—Es muy importante que los aficionados españoles puedan ver la carrera. He mediado entre RTVE y el Giro porque me parecía fundamental que llegaran a un acuerdo. Yo ya cumpliré con mi parte, que es hacer la carrera divertida, como intento siempre.

—Un poco de ciencia-ficción. Llegamos a agosto y resulta que ha ganado el Giro y el Tour. No tiene prevista la Vuelta, ya es público, pero también ha dicho muchas veces que le gustaría intentar las tres en un año y mucho tiempo no le queda si se retira en 2016.

—(Se ríe). Si es que no… Se puede decir y es relativamente sencillo hablar sobre el papel, pero en realidad es un reto dificilísimo, que necesita una programación. Ya la tengo hecha para el Giro y el Tour, en el mes de agosto estaré pensando en vacaciones y no en la Vuelta. Hay que ser consciente de la dificultad tan grande y del esfuerzo físico y mental que supone disputar estas dos carreras.

—Pero como usted quiere ser recordado por algo grande…

—Lo mejor es no hablar de este tipo de cosas, si no ya empiezo a darle vueltas y…

—Entonces, partido a partido, como Simeone y el Atleti.

—Que no, que no… En principio tengo planificado Giro y Tour y toda la temporada va en base a eso. En la Vuelta, salvo que tuviera algún problema en el Tour, no estaré.

—Hay carreras que quizá ya no vuelva a correr nunca… Se me ocurre, el Mundial.

—Dudo mucho que lo vuelva a correr, aunque haya gente a la que le cueste entenderlo. Porque si de mí dependiera, no haría los Mundiales que se hacen. Haría uno para gente que vaya bien en montaña o para gente de clásicas pero con dificultades, y luego otro para velocistas. Porque organizar un campeonato para llegar al sprint, sinceramente pierde encanto. Tiene la grandeza del Mundial, pero el recorrido lo convierte en una carrera discreta.

—Sin embargo, quizá le ilusionen los Juegos de Río.

—Río sí podría entrar en mi calendario. Me gustaría ver exactamente el recorrido. He estado ya con Specialized ascendiendo al Cristo, que es la primera parte de esa subida, y sí me podría llamar más la atención.

—¿No teme que 2016 se convierta en una continua despedida de Contador?

—¡Se está convirtiendo ya! Llevo siete u ocho días que madre mía, estoy por decir ya que no sé cuándo me voy retirar, y luego cuando sea, pum, cierro.

—Bueno, pues cambiamos de tercio: Oleg Tinkov y el desafío del millón de euros… ¿Qué pensaba Contador cuando veía que aquel plan iba creciendo?

—Sabía que era totalmente imposible. No por el millón de euros o la cuantía económica que fuera, sino por la cantidad de intereses de unos y de otros. La rentabilidad de un sponsor recae en más del cincuenta por ciento en el Tour. La mayoría de los equipos que tienen un corredor con opciones de disputarlo, quieren que se centre exclusivamente en él. En mi caso, si yo hubiera dicho de ir sólo a Francia, el equipo estaría encantado. Doblar con el Giro es un riesgo, no va a cambiar mi contrato… Es un reto personal, una motivación y una ilusión.

—Pero sí podemos quedarnos con la filosofía de lo que propuso Tinkov: que los grandes se enfrenten más veces en más carreras.

—El ciclismo necesita eso. El aficionado quiere que haya enfrentamientos, como pasa en otros deportes. En Andalucía, con Froome, ha sido algo bonito.

—En la Tirreno-Adriático (11-17 de marzo) van a estar teóricamente los cuatro grandes: Froome Nibali, Quintana y usted.

—Sí. El problema de la Tirreno de este año es que el terreno no es excesivamente duro como para vivir momentos muy buenos.

—Para acabar, un asunto quizá más delicado: con la crisis económica actual española, ¿no temió que irse a residir a Suiza le podía crear mala imagen porque piensen que se va para no pagar impuestos?

—Me he ido únicamente por el tema deportivo, para dar ese empujón que necesitaba mi carrera y que se ha notado claramente en mi rendimiento, que ha subido otra vez. Sigo cumpliendo con mis obligaciones fiscales en España y con ciertos contratos que sigo cotizando aquí. No ha sido por eso. Allí estoy con cinco compañeros: Basso, Jesús (Hernández), Paulinho, Rogers y Zaugg.

—¿Y Macarena?

—Sí, sí… También

—Y cuando se retire, ¿se vuelve a España como hizo Freire?

—Sí, claro. Ahora estoy muy contento. Doy el cien por cien en la bicicleta, lo he notado mucho en el rendimiento. Me concentró más. Cuando estoy en España no paro ni un solo minuto. Pero cuando termine mi carrera, ya no tendrá sentido estar ahí.